Marilay Márquez trabajó de manera directa con el plantel de jugadoras. Se aplicaron dinámicas de grupo. Foto: Cortesía Fudela
Fue un acompañamiento en el ámbito personal y emocional. La Fundación para el Desarrollo de las Américas (Fudela) trabajó con las jugadoras del Deportivo Cuenca, durante la realización de la Superliga de fútbol, donde finalmente se coronaron campeonas.
“La mayoría de chicas logró superar muchas adversidades para iniciar su carrera deportiva. Había que trabajar con ellas en la parte emocional. Al final, lograron consolidar su fútbol en la cancha y una familia fuera de ella”, destacó Verónica Escobar, presidenta de Fudela, una ONG que trabaja por el empoderamiento de las mujeres.
Marilay Márquez trabajó de manera directa con el plantel de jugadoras. Si bien el punto de partida fue la motivación, se planteó lograr un proceso de desarrollo y autodesarrollo personal. La observación de videos, charlas y dinámicas grupales fueron parte de esta metodología.
“Había mucha expectativa de parte del cuerpo técnico y de las jugadoras por nuestro trabajo. Con nuestra programación neurolingüística, las chicas pudieron escucharse. Cada una habló de su propia historia, de su entorno, de qué hicieron para llegar a practicar el fútbol y de cómo llegaron al Deportivo Cuenca”.
Esa dinámica, según Marilay Márquez, hizo que quien escuchó comprendiera ciertas actitudes y comportamientos de sus compañeras, dentro y fuera de la cancha. “Había chicas que no abrazaban a sus compañeras, porque nunca las abrazaron. Esa dinámica permitió que cada jugadora pudiera ponerse en el lugar de la otra. Después de esas sesiones hubo mayor comunicación”.
En la parte emotiva también se trabajó en la resiliencia, “reflexionamos sobre la capacidad de levantarse para seguir pese al dolor, de sus historias de vida. Sus lágrimas les han permitido desarrollar un compromiso para cumplir sus sueños, y los de sus familias”.
Pero según esta ‘coaching’, ese compromiso se extendió al equipo. Las jugadoras consolidaron una familia con lazos que se hicieron visibles en la cancha. Todas corrían y marcaban. Todas ganaban y perdían. “La entrenadora Wendy Villón realizó un trabajo fundamental porque trata a sus jugadoras como hijas. Las hace sentir, a cada una, parte fundamental de esta familia, con una misión clara para cumplir con los sueños, que fue de todas: ser campeonas nacionales”.
Sin señalar nombres, Verónica Escobar destacó que en el grupo hay madres solteras e hijas que no viven con sus padres y que ellas ven al fútbol como una tabla de salvación en la parte económica porque no todas pudieron terminar su educación secundaria.
“Pero aún los sueldos no les alcanzan para vivir, deben cumplir con las obligaciones de su hogar, tener otro trabajo y entrenarse”, agrega Escobar.
Destaca que el grupo asumió la responsabilidad de convertirse en referentes para mujeres, niñas y jóvenes que “enfrentan iguales adversidades y que persiguen cumplir sus sueños como ellas”.
Fudela seguirá colaborando con el Deportivo Cuenca el próximo año. “Este trabajo nos permite conocer las historias detrás del balón porque en la cancha no se puede trabajar con las chicas solo lo técnico, físico y táctico”, finalizó Escobar.