Benjamin Netanyahu (2i), junto al presidente de la FIFA Joseph S. Blatter (2d), durante la reunión que han mantenido en Jerusalén. Foto: EFE
La FIFA aspira a que el fútbol sea un espacio de encuentro y reconciliación, pero el deporte más popular del planeta se está transformando en un nuevo tablero del conflicto entre Israel y Palestina.
Pese a los intentos desesperados del suizo Joseph Blatter por evitarlo, en la agenda del decisivo Congreso de la FIFA del 29 de mayo en Zúrich figura la propuesta palestina de suspender a Israel del ente rector.
Sin embargo, se considera improbable que la propuesta cuente con el apoyo del 75 por ciento de las 209 federaciones de la FIFA, el mínimo necesario para ser aprobada. Desde el colapso de la última ronda de conversaciones de paz hace un año, los palestinos han incrementado la presión internacional sobre Israel. Y en esa estrategia se encuentra también el fútbol.
La Federación de Fútbol de Palestina (PFA) acusa a Israel de restringir el movimiento de sus futbolistas y del equipamiento necesario para competir y de impedir que los jugadores provenientes de la Franja de Gaza y Cisjordania puedan entrenar conjuntamente.
La respuesta de Israel no tardó en llegar: “Este procedimiento está completamente en contra de la visión de la FIFA”, afirmó el presidente de la Asociación de Fútbol de Israel (IFA), Ofer Eini. “Esto puede ser un precedente peligroso para países que se encuentren involucrados en conflictos”, añadió el dirigente.
Menos de una semana después de haber asumido su cuarto mandato, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, debe afrontar múltiples frentes diplomáticos internacionales. Entre ellos está la decisión el Vaticano de reconocer a Palestina como estado o los planes de Francia de proponer al Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que imponga un plazo límite a la ocupación de Cisjordania y el este de Jerusalén. Y también el fútbol.
Netanyahu se reunió hoy, 19 de mayo, con Blatter en Jerusalén para discutir sobre el asunto y el suizo hará mañana lo propio en Ramala con el presidente palestino, Mahmoud Abbas. Son los últimos intentos del presidente de la FIFA por desactivar el conflicto tras el encuentro sin éxito que mantuvo con los presidentes de ambas federaciones hace una semana en Zúrich.
Blatter busca evitar a toda costa que la disputa empañe su probable reelección para un quinto mandato consecutivo al frente de la FIFA. Pese a que ocupa apenas el ítem número 15 de la agenda, la propuesta palestina podría opacar los titulares de la prensa mundial con la victoria del suizo. Además, su postura y la de la FIFA son claras: la política y el deporte no se deben mezclar. “El fútbol debería conectar a la gente, no dividirla”, señaló hoy el suizo tras reunirse con Netanyahu. “El fútbol es más fuerte que todos los problemas que puedan existir. Estoy convencido de que encontraremos una solución”.
Netanyahu indicó a su vez que “el deporte es un vehículo de acercamiento entre las naciones” y advirtió de los problemas que conlleva “la politización del fútbol”.
El único antecedente de una sanción debido a motivos políticos corresponde a Sudáfrica, que fue suspendida de la FIFA en 1963 por su sistema racial del Apartheid. Otros países, como Nigeria recientemente, fueron también sancionados, pero se debió a la intervención estatal en la federación, algo que la FIFA prohíbe más allá de los motivos o el signo político del gobierno.
Blatter tiene ahora unos pocos días para quitar la moción de la agenda. La disputa ya había estado presente en la agenda del Congreso de la FIFA del año pasado, donde se acordó crear un sistema de monitoreo. Pero ahora volvió a cobrar un renovado impulso.
Para Palestina, aunque resulta casi imposible obtener los 157 votos necesarios, un gran número de apoyos a su propuesta podría ser interpretado como una victoria moral y simbólica. “No habrá ninguna marcha atrás”, advirtió recientemente el presidente de la Federación Palestina, Jibril Rajoub.
Desde la federación israelí señalaron a su vez que ellos “no tienen nada que ver” con las políticas de seguridad adoptadas por el gobierno de Netanyahu. Blatter, sin embargo, espera satisfacer las demandas palestinas con algún tipo de garantía de que Netanyahu va a flexibilizar las restricciones en torno a las actividades deportivas palestinas. Un desafío mayúsculo para la cintura política del suizo.