La familia del volante ofensivo de la Selección no dejó de gritar por el equipo. Foto: Ronald Ladines/ EL COMERCIO.
Mónica Jiménez, mamá de Gonzalo Plata, entraba y salía de la casa. Por momentos estaba en la cocina y durante otros se la veía por el patio. Sus nervios eran evidentes durante el partido de la Tricolor ante Estados Unidos en Polonia.
La sala de la casa, ubicada en la calle L entre la 19 y la 24, al sur de Guayaquil, estaba llena de familia y amigos del deportista, que fue protagonista del histórico partido de la sub 20. En el balcón del domicilio flameaba una bandera ecuatoriana. En el lugar hay fotos, recortes, medallas, pósteres, cuadros, credenciales del joven futbolista del Sporting de Lisboa.
Las 10 personas que se acomodaron en los muebles recordaban cuando veían jugar a Gonzalo en la calle, y ahora lo ve destacarse en un Mundial.
“Vamos a ganar, llegaremos a la final pateando la puerta. Confío en mi hijo y en estos chicos”, dijo doña Mónica.Ella se despertó a las 05:00 de ayer (8 de junio del 2019) para llamar a su hijo, antes del partido. Conversaron durante 10 minutos y la mujer cuenta que lo notó tranquilo.
Tenía un buen presentimiento, quería que su hijo marcara un gol para dedicarlo a sus hermanos Tony y Michael, que cumplieron años el jueves y ayer respectivamente. Al final el gol no se dio, pero fue un detalle menor para la familia Plata.
“Ahí está mi bebé”, decía la mujer cada vez que las cámaras tomaban en primer plano al 20 de la Tri. Con el primer gol, de José Cifuentes, la sala de la casa fue una locura. Todos saltaban y festejaban el tanto que abrió el marcador.
La desilusión por el empate de los norteamericanos duró poco, pues un remate de Plata -que se estrelló en el horizontal- generó el segundo gol, de Jhon Espinoza, que luego fue validado por el VAR.
“Nos ha jugado a favor el VAR, tenemos todo para ser campeones”, dijo Bryan Plata, hermano menor del futbolista, mientras señalaba un póster de su ‘ñaño’ que estaba pegado en la pared. Al final del primer tiempo, los moradores del barrio llegaron a la casa de los Plata, tocaron la puerta y pidieron a doña Mónica que coloque una pantalla en la calle para que los vecinos puedan ver el partido.
Bryan sacó un televisor de 32 pulgadas de una de las habitaciones, y lo adaptó para cumplir con el pedido de los vecinos. Cinco moradores del barrio se acomodaron con sillas plásticas y reclamaban por uno o dos goles más.
Al final del partido todos hablaban del campeonato, sacaban conclusiones de lo que será el partido de semifinales.
La más contenta era doña Mónica, quien tiene una relación especial con Gonzalo. Él la considera un puntal en su carrera. Ella se muestra orgullosa por sus logros.