Maximiliano Barreiro celebra el gol que le marcó al Barcelona, en el Monumental, con la camiseta de La Capira. Foto: Liga de Portoviejo
Antes de firmar con Aucas, Luis Miguel Escalada se reunió con el técnico Máximo Villafañe, quien siempre se toma el tiempo de juntarse con sus jugadores y explicarles lo que quiere de ellos en la cancha.
En los últimos años, Escalada pasó a ser mediapunta, asistía a sus compañeros y solía llegar al área rival. Esa función la hizo en su segunda etapa en Emelec, en su paso por la Universidad Católica y en el Deportivo Cuenca.
Pero Villafañe le planteó el reto de volver a ser nueve, una posición en la que Escalada se hizo buena fama. “A mí siempre me gustó ser delantero de área, pero por circunstancias del juego fui retrasando mi posición. Ahora Aucas me da el chance de estar más cerca del gol”, relata -vía telefónica- ‘Pichu’ desde el confinamiento de su casa en Cumbayá. El argentino-ecuatoriano está acompañado de su esposa Nathalia y de su pequeña hija Ruffina.
Jugar cerca del área le permitirá a Escalada intentar escalar en el escalafón de máximos goleadores en la historia del campeonato local. Actualmente ocupa el puesto 17 con 115 goles, uno menos que Pedro Mauricio ‘Potro’ Muñoz. La distancia es considerable con el máximo anotador de la historia: Ermen Benítez, quien marcó 189.
El ariete está al tanto de sus indicadores. “Tengo una meta ambiciosa que espero que pueda darse: entrar en el ‘top’ 10 de la historia del fútbol ecuatoriano. Espero que pueda lograrlo”.
Escalada es el futbolista en actividad con más anotaciones. Llegó al país en el 2006 a jugar en Emelec y desde ahí se dedicó a batir a los goleros rivales. En el podio lo acompaña el delantero manabita Carlos Garcés, capitán y máximo referente del Delfín, con 84 anotaciones y Máximo Barreiro, actual jugador de la Liga de Portoviejo, quien lleva 63 goles en el torneo ecuatoriano.
La ventaja de conocer a los rivales y el medio
Barreiro fue goleador del torneo con Delfín en el 2016. Marcó 26 anotaciones en un contexto singular: mientras él lideraba la tabla de goleadores, su equipo ocupaba las últimas ubicaciones del torneo.
Esa fue su actuación más sobresaliente en el fútbol ecuatoriano, un mercado del que va y viene. El argentino-ecuatoriano estuvo el año pasado en Aucas, pero a mediados de temporada decidió probar un destino exótico: aceptó la oferta del NorthEast del desconocido fútbol de la India.
“Tuve problemas para adaptarme. Quise probar algo nuevo, pero no me fue tan bien. Yo vivía en un hotel lleno de lujos, pero no podía socializar. Además, tuve problemas con la alimentación. Por ello, cuando fueron a buscarme del fútbol ecuatoriano decidí volver”, relata el delantero, de 34 años, quien cumple la cuarentena en Portoviejo.
Los dirigentes de Orense y Mushuc Runa buscaron ficharlo, pero las dos llamadas que le hizo Rubén Darío Insúa, entrenador de ‘La Capira’, fue fundamental para inclinar la balanza en favor del elenco manabita. En las cuatro primeras jornadas, ya marcó dos goles: ante Deportivo Cuenca, en la caída 4-2 en Portoviejo y en el empate 1-1 ante Barcelona, como visitante, el 29 de febrero, el día que se anunció el primer caso del coronavirus en Guayaquil.
Garcés, el capitán del Delfín, dice que una de las claves de su éxito como goleador es estudiar a los rivales y a los goleros a los que va a enfrentarse. “En el medio ecuatoriano nos conocemos todos. Lo importante es saber cómo se mueven los defensas y, a partir de ello, saber cómo lastimarlos”.
El delantero es uno de los pocos jugadores del cuadro ‘cetáceo’ que se quedó en el equipo, luego de la obtención del título nacional en diciembre pasado. Estuvo a punto de irse de Barcelona por pedido del entrenador Fabián Bustos, pero no hubo acuerdos. Sin embargo, se siente cómodo en Delfín y quiere seguir anotando.