Gigante, hincha del Independiente del Valle, también es conocido como el enmascarado. Foto: Carlos A. Rojas / EL COMERCIO
Al igual que para los famosos luchadores mexicanos, la máscara es parte de su vida. Solo que Edgar Calderón no se sube a un cuadrilátero para realizar llaves y patadas. Él grita, arenga y canta en la barra Locura del Valle, donde es uno de los aficionados más conocidos aunque pocos lo llaman por su nombre. Le dicen el enmascarado del valle y sus más allegados lo conocen como ‘Gigante’.
Desde hace unos cuatro años utiliza máscara, traje y capa en los cotejos del Independiente. “Cada año he ido cambiando de traje y esta es la tercera máscara que uso. Hace unos años, un amigo mexicano me regaló un juego de máscaras. Un día, que hubo un doblete en el Atahualpa, se me ocurrió ponerme… jugamos contra El Nacional y creo que también jugaron Católica con el Quito… era la primera vez que iba al Atahualpa a apoyar al Independiente y se me ocurrió… ya no puedo ir al estado sin la máscara… sin ella me sentiría como un hincha más, pero con la cara cubierta siento la responsabilidad de gritar, de poner más ganas y de empujar al resto para que sigan cantando”.
El enmascarado explica que la barra Locura del Valle amalgama gente joven y de la tercera edad. Él ha comprobado que cada vez más personas del cantón Rumiñahui van sintiendo cariño por el club. “Cuando empezamos no teníamos nada y poco a poco hemos juntado gente, instrumentos, sacando canciones…”.
Lo primero que hizo Edgar al bajar del bus, cerca del estadio Atahualpa la noche del 17 de mayo del 2016 antes del cotejo ante Pumas por la Copa Libertadores, fue colocarse la máscara azul. Luego, metido entre unos 200 aficionados que caminaron por varias vías, incluido un tramo corto de la avenida Eloy Alfaro, ‘Gigante’ coreaba a todo pulmón las barras con las que alientan a sus jugadores.
Lo llaman ‘Gigante’ desde los años que practicaba kick boxing y era más alto que otros chicos. En esa disciplina y en el taekwondo representó a su cantón en competencias, dentro y fuera de la provincia. Ya en ese entonces sentía algo parecido a lo de ahora, cuando se coloca la máscara. “Cuando competía sentía que me transformaba, que era otra persona. Algo así ocurre en el estadio”.
El emblemático aficionado Reconoce que hace algunos años acudía a los cotejos del Barcelona. “Ahora soy del Independiente por el amor que tengo por mi tierra. Antes seguía al Barcelona y hasta iba al estadio, pero todo acabó un día que Alfaro Moreno me regaló una camiseta. Yo salía alegre por la misma hinchada, pero los mismos compañeros que gritaban conmigo me arrancaron la camiseta, me golpearon… desde ahí dije no voy más al estadio. Años después mi hermano me invitó a ver al Independiente en Segunda y se me fue metiendo en las venas, poco a poco, porque era un equipo del cantón”.
Independiente del Valle ganó 2-1 a Pumas en los cuartos de final de la Copa Libertadores. El próximo 24 de mayo buscará en México la clasificación a las semifinales del torneo internacional.