Jürgen Klinsmann intentó cambiar la cara de EE.UU., pero erró el camino

El entrenador alemán Jurgen Klinsmann, seleccionador de Estados Unidos, durante un partido amistoso entre Alemania y EE.UU.

El entrenador alemán Jurgen Klinsmann, seleccionador de Estados Unidos, durante un partido amistoso entre Alemania y EE.UU.

Imagen referencial del entrenador alemán Jurgen Klinsmann, exseleccionador de Estados Unidos, durante un partido amistoso entre Alemania y EE.UU. Foto: EFE

El entrenador Bruce Arena será el encargado de limpiar la imagen de la selección de Estados Unidos, que se encuentra en terapia intensiva después de dos derrotas seguidas en el hexagonal de la Concacaf bajo el mando del alemán
Jürgen Klinsmann.

Al final, las improvisaciones y el deseo de "germanizar" el fútbol estadounidense, le pasaron factura a Klinsmann, quien dejó el conjunto del 'Tío Sam' en zona de peligro tras sus fracasos en los dos primeros juegos del hexagonal final de la Concacaf a Rusia 2018.

Klinsmann, DT del seleccionado de las barras y las estrellas desde julio del 2011, anduvo a los trancos en el último año y medio, con un equipo que ya mostraba signos de descenso en lo futbolístico desde la derrota con Jamaica en la Copa Oro de 2015.

Negado a rectificar sus esquemas, lo que le valió las críticas de referentes del equipo como Michael Bradley y Clint Dempsey, y empeñado en armar su fútbol a base de jugadores foráneos, sobre todo de la Bundesliga alemana, Klinsmann transcurrió el último tramo desde el Mundial de Brasil 2014 caminando sobre carbones ardientes.

Para muchos críticos, el DT alemán debió haber salido del cargo después de la Copa Oro 2015.

En un país como Estados Unidos, donde las decisiones de fútbol se toman con la cabeza fría y no con el corazón, la abrupta salida de Klinsmann deja entrever que detrás de esa decisión hay algo más que las dos derrotas iniciales en el Hexagonal de Concacaf

La era Klinsmann

Cuando designaron a Klinsmann al frente del seleccionado estadounidense, tras la salida por puerta trasera del antecesor Bob Bradley, algunos críticos señalaron su descontento al considerar que el alemán, aunque llevaba muchos años viviendo en este país, desconocía la idiosincrasia de los jugadores y la esencia de un fútbol de la MLS, que aunque de discreto nivel técnico, apuntaba a un crecimiento cualitativo en pocos años.

Su exigencia en los entrenamientos, que incluyó hasta la dieta de los jugadores y el llamado a elementos desconocidos hasta entonces, pero de buen desempeño en ligas europeas, benefició a un seleccionado que había perdido el rumbo en los últimos años de sequía de Bradley.

Pero el hecho de no asegurar a nadie una plaza, ni siquiera a los estelares que debían conformar la columna central del equipo, creó las primeras desavenencias internas.

La catarsis emocional pudo haber sido la eliminación del referente Landon Donovan en la selección al Mundial 2014.

Bradley, Dempsey, y muchos pesos pesados dentro de la federación estadounidense, incluído Bruce Arena, quien ahora sustituirá a Klinsmann, nunca le perdonaron al alemán tamaña falta de respeto al jugador más relevante en la historia del fútbol estadounidense.

La desgracia toca a su puerta

Luego de un buen resultado en el Mundial del 2014, donde cayó en octavos de final ante Bélgica (2-1) y un honroso cuarto lugar en la Copa América Centenario 2016, la desgracia tocó a su puerta con las dos derrotas seguidas en el Hexagonal.

Primero cayó ante México por 2-1 y pocos días después sufre la peor derrota desde 1957 en un clasificatorio, ante Costa Rica, que goleó por 4-0.

A partir de entonces, el técnico alemán quedó en entredicho al dejar el equipo 'en capilla ardiente' rumbo al Mundial de Rusia 2018, ya que ocupa el último lugar en las eliminatorias de la Concacaf sin puntos.

Su tendencia de cambiar esquemas tácticos en medio del partido tenía confundidos a sus jugadores.

Al terminar el encuentro contra Costa Rica en San José, algunos jugadores estadounidenses manifestaron su descontento, pero fue el centrocampista Brian McBride quien le puso voz colectiva a las inquietudes. "¿Ha perdido el vestuario? ¿Los jugadores quieren jugar para él?", se preguntó McBride ante la prensa. "Después del partido, me hice muchas preguntas, hay necesidad de una seria conversación sobre su futuro", agregó el jugador.

- Arena ¿el salvador?
Al parecer, eso fue la gota que derramó el vaso al indicar claramente el disgusto en las filas del seleccionado de las 'barras y las estrellas'.

Arena, de 65 años, será desde el 1 de diciembre el encargado de apagar las alarmas que se encendieron tras las derrotas consecutivas en el hexagonal de la Concacaf.

El orientador, quien ya ha sido seleccionador de
Estados Unidos entre 1998 y 2006, tiene un prolongado período de cuatro meses antes de que se reanude el clasificatorio, el 24 de marzo próximo ante Honduras, para enderezar el rumbo hacia Rusia 2018.

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