Camila Paladines, que juega para Carneras UPS, juega en las selecciones femeninas desde los 13 años. FotoS: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
Desde los 6 hasta los 12 años, Camila Paladines se entrenó y jugó con niños, siendo protagonista en los torneos masculinos. Esa experiencia le permitió esforzarse y mejorar su nivel. Con 13 años y medio ya integró la Selección nacional femenina Sub 17.
Ella, a los 6 años, pidió a sus padres que la inscribieran en una escuela de fútbol que funcionaba frente a su domicilio. Allí, en una cancha sintética, aprendió las técnicas y los movimientos; mientras en los torneos barriales y municipales mostró sus destrezas con el balón. Su primer equipo fue el Brasil Soccer.
Desde los 12 años integra las selecciones de fútbol de Loja. Primero participó en los Juegos Nacionales de Menores y luego en los Prejuveniles. Este último certamen se realizó a mediados del 2016 en Guayaquil y allí fue observada por la entrenadora de la Tricolor femenina de ese entonces, Vanessa Arauz, quien la convocó a los microciclos de la Sub 17.
Con 13 años y medio se vinculó al primer combinado nacional para el Sudamericano Sub 17 en Venezuela. Allí jugó tres partidos, obtuvo experiencia y se ganó la confianza de Arauz. Después fue convocada para los sudamericanos Sub 17 en Argentina y Sub 20 en Ecuador. Su último DT en la Tricolor fue Luigi Pescarolo.
La futbolista de 16 años se emociona al recordar los dos goles que marcó en el Sudamericano Sub 17, en Argentina, ante Colombia y Perú. “Anotar un gol con la Selección de tu país en lo máximo”.
Se siente orgullosa de haberse ganado un puesto en la Tricolor femenina siendo una de las más jóvenes del grupo.
Pedro Paladines, su progenitor, recuerda que Camila desde muy pequeña prefería jugar con la pelota que con las muñecas. A su criterio, el compartir su adiestramiento y los partidos con niños le permitieron perder el miedo y mejorar la parte física.
La define como una chica seria, buena estudiante, un poco callada y tímida, que no le gustan las entrevistas. Está tranquilo porque con disciplina y sacrificio ha sabido combinar sin problemas el fútbol y los estudios. Pasó al tercer año de Bachillerato del Centro Educativo Liceo de Loja.
Paladines, quien la lleva en su vehículo a las prácticas y viajan juntos a otras ciudades, se siente orgulloso de que sea seleccionada de Ecuador. “No muchos tienen ese privilegio y por eso la apoyo en todo lo que pueda”. Él califica como un proceso exitoso la permanencia de Camila en los combinados nacionales de los últimos tres años.
La volante ofensiva es oriunda del cantón lojano Calvas y tiene experiencia en otros clubes del país. El año pasado jugó en el 7 de Febrero de Babahoyo, equipo que representó al país en el Sudamericano de la Juventud en Paraguay y alcanzó el subtítulo tras perder la final por penales ante Valle del Cauca, de Colombia.
Para jugar en Babahoyo viajaba ocho horas y media desde Loja, vía terrestre, en compañía de su padre. Cuando el conjunto fluminense jugaba de visitante se dirigía directamente a la sede del encuentro. El viaje más largo era a Quito, cuyo recorrido tomaba entre 11 y 12 horas desde su ciudad.
Este año se vinculó al equipo cuencano Carneras UPS, que participa en el grupo 1 de la SuperLiga Femenina. Ella, por sus estudios, se entrena en Loja y se traslada a Cuenca en la víspera, para los partidos oficiales, y también a otras ciudades. Cuando el cuadro salesiano juega de visitante se reúne con sus compañeras en la capital azuaya. Suma seis goles en 16 partidos.
Se muestra optimista con el futuro del fútbol femenino en Ecuador, puesto que se están dando los primeros pasos para la profesionalización. “Ahora recibo un incentivo económico y eso es motivante para seguir buscando nuevos desafíos”.