La tenista estadounidense Serena Williams consiguió en este año su torneo 23 de Gran Slam. Foto: EFE
Rico en éxitos deportivos de las mujeres como la temporada anterior, 2017 tampoco pasará a la historia como el año en el que las atletas internacionales lograron poner fin a las inveteradas desigualdades que sufren respecto a sus colegas masculinos.
En 2017, los grandes titulares, los salarios estratosféricos, el prestigio en forma de repercusión mediática y los puestos de mando siguieron perteneciendo a los hombres de manera abrumadora, por más que las mujeres protagonizaran algunos de los logros más destacables, especialmente en los países hispanohablantes.
Así, el espectacular vigesimotercer título de Grand Slam de la tenista estadounidense Serena Williams no tuvo ni la mitad de repercusión que la que los medios y la hinchada dieron al decimosexto gran título del español Rafael Nadal o el decimonoveno del suizo Roger Federer..
De la misma manera, los cinco oros conquistados por la también estadounidense Katie Ledecky en el Mundial de Natación de Busdapest tuvieron que competir con los logrados por sus compatriotas Chase Kalisz y Caeleb Dressel, que se repartieron cuatro entre los dos. “Yo diría que el deporte es el ámbito más discriminador de nuestra sociedad”, sentenció Matilde Fontecha, doctora en Filosofía y licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, en una entrevista publicada por el diario español ‘eldiario.es‘.
“El aspecto más desigual es la profesionalización y la remuneración económica de las deportistas de alto nivel”, añadió la experta española, autora del libro ‘El deporte se instala en las cavernas de la igualdad’. Los números le dan razón. Según datos de la WTA, la Asociación de Tenis Femenino, la rumana Simona Halep, que concluirá el año como número uno del tenis mundial, ganó USD 5 275 227 millones en torneos individuales en 2017.
Nadal, su par masculino, embolsó 15 851 340, de acuerdo a la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Cierto es que Halep y Nadal no conquistaron el mismo número de torneos. Y que los cuatro grandes (Australia, París, Wimbledon y US Open) ya premian con la misma cantidad a sus vencedores mujeres y hombres.
Pero no sucede lo mismo en los Masters 1000 y en los torneos de categoría 500, los más abundantes a lo largo de la temporada, donde los tenistas siguen cobrando mucho más que sus colegas femeninas. Estas enormes diferencias, no obstante, parecen pequeñas si se comparan con lo que sucede en el fútbol, donde el machismo y la discriminación continúan campando a sus anchas.
Más allá de la supuesta y ofensiva masculinidad que se sigue atribuyendo a las chicas que practican este deporte, las cifras también son de lo más elocuentes. El salario de la brasileña Marta Vieira da Silva, la considerada mejor futbolista de la última década y máxima goleadora de los Mundiales, asciende a USD 500 000 por temporada, según datos del portal ‘Soccer Slide’.
Esa cantidad es menos que un vuelto para Cristiano Ronaldo, el futbolista mejor pagado del mundo: según la prestigiosa revista ‘Forbes’, el Real Madrid paga al crack portugués unos 58 millones de euros (casi USD 69 millones) por campaña. Los traspasos también ilustran la distancia sideral que aún separa al fútbol femenino del masculino.
Mientras que el Paris Saint Germain desembolsó 222 millones de euros (unos USD 263 5 millones) para llevarse al brasileño Neymar del FC Barcelona, el club azulgrana pagó entre 30 000 y 45 000 euros al Rosengard sueco para fichar a la holandesa Lieke Martins, la mejor futbolista europea y, como el astro luso, ganadora este año del premio ‘The Best’ de la FIFA.
En la misma línea, la entidad catalana, que recientemente aumentó el salario del argentino Lionel Messi a unos 40 millones de euros por temporada, apostó por profesionalizar su equipo femenino de fútbol con un presupuesto de algo más de un millón de euros para la presente campaña. Al masculino le dedicó 897 millones, la cantidad más elevada en toda la historia del club.
“Queremos ser más valoradas y tenemos derecho a pedir que se hable de la igualdad”, reivindicó Martins, en una entrevista publicada por el diario español “Marca” el pasado mes de noviembre. Las palabras de la campeona de Europa con Holanda llegaron después que los futbolistas noruegos y su Federación dieran un paso en favor de la equiparación: a partir de este año que concluye, mujeres y hombres percibirán el mismo sueldo por jugar en el equipo nacional.
Esa buena noticia se vio empañada poco tiempo después por la confirmación de una sospecha: los abusos sexuales y el maltrato psicológico que sufren muchas deportistas por parte de sus entrenadores y mandatarios hombres. De los diversos casos que se conocieron, el más impactante fue el del médico de la selección estadounidense de gimnasia, Larry Nassar, condenado a 60 años de prisión por pornografía infantil.
Nassar está acusado, además, de haber abusado sexualmente de 125 mujeres jóvenes, entre las que se encuentran las campeonas olímpicas y mundiales McKayla Maroney, Aly Raisman y Gabby Douglas. Así, los pequeños pasos dados en 2017 en pos de la equidad no evitaron que la desigualdad entre mujeres y hombres siga siendo una asignatura pendiente para el deporte mundial.