Británicos y chinos tras la segunda ubicación en Río 2016

Shiwen Liu (izq.) y Ding Ning (der.) de China, en tenis de mesa, en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Foto: Jeon Heon-Kyun/ EFE

Shiwen Liu (izq.) y Ding Ning (der.) de China, en tenis de mesa, en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Foto: Jeon Heon-Kyun/ EFE

Shiwen Liu (izq.) y Ding Ning (der.) de China, en tenis de mesa, en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Foto: Jeon Heon-Kyun/ EFE

Gran Bretaña tiene un repunte en el deporte de alto rendimiento. En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 se ubicó cuarto en el medallero y en Londres 2012 fue tercero. Ahora, en Río de Janeiro, ya lucha por el segundo lugar frente al gigante asiático, China.

La disputa por el protagonismo entre ambas potencias se refleja en la obtención de sus medallas en Río. Hasta el cierre de esta edición, el 19 de agosto del 2016, los británicos ya sumaban 57 preseas, 23 de estas eran de oro. Los chinos los escoltaban con 65, de estas, 22 eran doradas.

Al margen de esta disputa queda Estados Unidos, amplio dominador en Río, sobre todo por sus nadadores y atletas.
La lucha de los británicos por hacerse sentir ante los asiáticos empezó en Londres 2012, donde estableció una estructura férrea y sostenible en sus atletas de alto nivel.

Antes de estos Juegos, los deportistas tenían limitaciones. En 1996, por ejemplo, los saltadores de trampolín subastaron sus objetos personales en las calles de Atlanta para obtener recursos económicos. Ahora -según un informe del diario Marca- el Estado invierte en sus atletas, incluso con el pago de las rentas de sus casas y de sus hipotecas.

En el anterior ciclo olímpico, Gran Bretaña invirtió USD 360 millones en sus deportistas. Mientras que el presupuesto para Río de Janeiro se elevó a USD 625 millones.

El 70% de esta cifra se destina a las federaciones y entidades deportivas. Unos 1 300 deportistas reciben fondos públicos directos, que pueden alcanzar las 60 000 libras (cerca de USD 80 000) anuales.

Fanáticos británicos alientan a Alistair Brownlee durante el triatlón en Río 2016. Foto: Barbara Walton /EFE

El esfuerzo de los británicos es notable frente a China, un país que invierte en áreas claves para convertirse en la primera potencia mundial. Ese país despliega sus mayores recursos en portaaviones y exploración espacial, según un reporte de la BBC. Pero también destina USD 1 000 millones al deporte.

De esto se benefician sus 404 deportistas que acudieron a Río. Gran Bretaña fue con una delegación de 336 atletas.

Los mejores resultados de esta inversión se reflejaron en la halterofilia, clavados y tenis de mesa. En esta última disciplina, Ding Ning mostró una amplia superioridad en la final femenina individual y por equipos. La deportista de 26 años conquistó el oro en las dos competiciones.

Gran Bretaña
, en cambio, se mostró fuerte en gimnasia artística, ciclismo de pista, remo y, en parte, en el atletismo.
En ciclismo de pista, por ejemplo, Jason Kenny logró el oro en tres pruebas. Su esposa y compatriota también se colgó el oro, en dos ocasiones.

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