Al-Attiyah sentencia el rally Dakar al ganar la penúltima etapa

El piloto Nasser Al-Attiyah y el copiloto Mathieu Baumelen su Toyota en el rally Dakar en el desierteo peruano. Foto: Franck Fife / AFP

El piloto Nasser Al-Attiyah y el copiloto Mathieu Baumelen su Toyota en el rally Dakar en el desierteo peruano. Foto: Franck Fife / AFP

El piloto Nasser Al-Attiyah y el copiloto Mathieu Baumelen su Toyota en el rally Dakar en el desierteo peruano. Foto: Franck Fife / AFP

El piloto catarí Nasser Al-Attiyah (Toyota) dejó sentenciado a su favor este miércoles el rally Dakar en coches al adjudicarse la novena y penúltima etapa de esta carrera que se disputa íntegramente en Perú, en la que estiró aún más la diferencia sobre sus perseguidores.

Al-Attiyah se llevó la etapa gracias a los problemas sufridos por el francés Sébastien Loeb, que había marcado los mejores parciales del día hasta el último tramo de la etapa, donde su coche se quedó detenido hasta en dos ocasiones, y al abandono del también francés Stéphane Peterhansel (Mini).

De esos problemas del nueve veces campeón del mundo de rallys también se vio beneficiado el español Joan Nani Roma (Mini), que conserva la segunda posición de la clasificación general, aunque a 51 minutos de Al-Attiyah.

Loeb, que es el piloto que más etapas ha ganado en este Dakar -cuatro en total-, terminó la etapa a una hora y quince minutos de Al-Attiyah, por lo que en la general conserva posición, pero a una distancia de más de dos horas del catarí.

Peterhansel tuvo que tirar la toalla debido a un choque en el kilómetro 26 del tramo cronometrado del día donde quedó maltrecho su copiloto David Castera, que tuvo que ser evacuado a un centro médico.

El Señor Dakar, como se le conoce en Francia a Peterhansel por sus trece títulos en el rally más duro del mundo (seis en moto y siete en coche), hizo un Dakar de más a menos en el que ganó dos etapas pero que tuvo que lidiar con los constantes problemas del buggy de Mini, que le llevaron a quedarse varado en diversas ocasiones.

Problemas similares tuvo el español Carlos Sainz, que partió a la etapa con casi tres horas de retraso sobre la hora programada, debido a unos problemas mecánicos que su equipo intentó reparar a contrarreloj para que pudiese continuar en carrera.

El madrileño había conducido en la víspera 230 kilómetros sin dirección asistida, que se rompió después de utilizar varias veces los gatos hidráulicos del coche para intentar salir de una cuneta arenosa en la que había quedado encallado el vehículo.

La novena etapa de este Dakar tuvo a Pisco como punto de partida y de llegada, con un recorrido de 409 kilómetros, de los que 313 eran cronometrados, y con una salida simultánea en líneas de cuatro coches. 

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