El proceso de siembra, el sustrato, el riego y el abono son indispensables para garantizar un huerto urbano sano. Fotos: Vicente Costales / EL COMERCIO
Tener al alcance de la mano plantas medicinales y aromáticas en casa es posible sin necesidad de contar con grandes espacios o un jardín. Cristina Fierro, especialista de la Escuela de Huertos Agroecológicos A lo Verde, brinda algunos consejos para que estos huertos crezcan de forma adecuada y se mantengan sanos.
Si carece de espacio puede sembrar en cualquier tipo de contenedor ya sea una caja de madera, un balde o una maceta. La clave está en identificar las necesidades que tiene cada tipo de planta.
La profundidad de siembra también es un punto básico para que las plantas se adapten y crezcan saludablemente. Fierro indica que el tamaño de la especie está relacionado con el contenedor. Por ejemplo, las plantas medicinales pequeñas como el orégano, la menta, el tomillo, el toronjil o la albahaca necesitan poca profundidad; para estas es ideal un contenedor de 20 a 30 centímetros. Si son plantas más grandes como el cedrón, el romero y la ruda es necesario contenedores de 60 centímetros.
La cobertura vegetal ayuda a conservar la humedad, necesaria para el crecimiento de las especies.
Luego está la preparación del sustrato. Lo recomendable, según la especialista, es una mezcla de tierra, abono y arena en partes iguales. El contenedor en el que se va a sembrar debe tener buena filtración. Para ello se deben crear agujeros y colocar material poroso como la piedra pómez, el ripio o pedazos de teja o carbón para garantizar un buen filtrado del agua. Después se coloca la mezcla y se procede a sembrar tomando en cuenta la distancia necesaria entre planta y planta. En pequeñas, por ejemplo, la distancia ideal es de 30 centímetros.
Otro detalle importante es la cobertura vegetal para mantener la humedad. Esta cobertura puede ser pasto seco sin raíces, cascarilla de arroz u hojas secas de árboles que se colocan al final. Esto también ayuda a proteger la siembra de los rayos del sol y para evitar que la tierra se compacte demasiado en la maceta.
El riego se realiza en función de las necesidades de la planta. Por ejemplo, el orégano y tomillo son plantas mediterráneas y por ello no necesitan tanta agua; se las puede hidratar cada tres días. En cambio, un cedrón o una menta son plantas van a necesitar de más líquido vital.
Finalmente, Fierro señala que siempre se debe observar a las plantas para identificar que sigan sanas y que no haya presencia de plagas pequeñas u hongos. Si ya existe uno de estos problemas se aconseja retirar las hojas afectadas para evitar que la enfermedad se propague y recomienda aplicar preparados naturales. Para evitar que estos problemas sucedan es indispensable que el huerto esté abonado. Se aconseja colocar abono cada dos o tres meses.