Arupos, jacarandás y cholanes en sus últimas floraciones

El tilo es un árbol serrano por antonomasia. Sus floraciones blancas se llaman umbelas, por su parecido al candelabro judío. Foto: Víctor Vizuete/ Construir.

El tilo es un árbol serrano por antonomasia. Sus floraciones blancas se llaman umbelas, por su parecido al candelabro judío. Foto: Víctor Vizuete/ Construir.

El arupo tienen unas hermosas floraciones rosadas. También hay variedades de flores blancas y casi rojas. Foto: Víctor Vizuete/ Construir.

Las floraciones de arupos, jacarandás, cholanes y tilos están en sus últimos días. Con la llegada del invierno las bellas flores desaparecerán hasta que se den las condiciones adecuadas para su resurgimiento. La principal condición es que deje de llover, aunque no se termine totalmente el invierno.

Con el clima loco que se vive actualmente eso puede suceder el rato menos pensado.
Lamentablemente, algunas variedades endémicas (propias) de Quito y la Sierra ecuatoriana están desapareciendo.

No obstante otras, como los capulíes, los arrayanes, los tilos y los cholanes todavía son numerosas. Y al igual que los arupos y los jacarandás (otras especies nativas de la tierra), cuando se las utiliza con fines recreativos resaltan inmediatamente por sus formas, floraciones y aromas.

El tilo es un árbol serrano por antonomasia. Sus floraciones blancas se llaman umbelas, por su parecido al candelabro judío. Foto: Víctor Vizuete/ Construir.

El arupo, explica el Ing. Marcelo Zúñiga, de Decojardín El Colibrí, es originario de Loja. Y se siembra por drupas (semillas parecidas a un capulí).

Además de su bella floración rosada, tiene una de las maderas más duras y finas que existen. Con decir que los maderos que sostienen las campanas de Quito son de ese árbol. Lo mismo que los mejores charangos, guitarras o violines.

El jacarandá también da una bellas floraciones violetas, que crecen en forma de apretados racimos, aislados unos de otros.

El jacarandá posee unas hermosas flores violetas atrompetadas que se unen en pequeños racimos. Foto: Víctor Vizuete/ Construir. 

El jacarandá y el cholán también son oriundos de estas latitudes. El capulí ni se diga. Como el arupo, florecen una vez por año, cuando no hay lluvias.

El cholán es el árbol de los valles por excelencia. Sus flores amarillas impresionan. Foto: Víctor Vizuete/ Construir.

¿El tilo? También es nacionalito, dice Zúñiga. Su floración blanca se llama umbela, por su parecido a ese candelabro judío.

Otro árbol endémico que tiene flores blancas es el arrayán. El Ing. Carlos Ruales dice que el arrayán es el árbol emblemático de Quito y crece lento.

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