El ícono católico catalán estará listo en el 2026

El majestuoso interior de la nave principal muestra el neogótico  particular de Gaudí.

El majestuoso interior de la nave principal muestra el neogótico particular de Gaudí.

El majestuoso interior de la nave principal muestra el neogótico particular de Gaudí. Fotos: Josep Lago/AFP

A pesar de que Antoni Gaudí, su proyectista y constructor murió en 1926, el templo de la Sagrada Familia de Barcelona nunca dejó de completarse. Es más, ya lleva 133 años de trabajos y está en la recta final, explica el portal de National Geographic en español.

La información afirma que muy pronto se añadirán otras seis torres a la famosa basílica católica barcelonesa, elevando el total a 18 y así –después de mucho- quedará terminada la obra que iniciara el arquitecto catalán Antoni Gaudí, a fines del siglo XIX.

La más alta de las torres nuevas medirá 172 metros, convirtiendo a la catedral en la estructura religiosa más alta de Europa, informa Jordi Faulí, el actual arquitecto director.
Hasta el momento, 70% del edificio está terminado y se espera que las obras concluyan en el 2026 –centenario del fallecimiento de Gaudí–, aunque algunos elementos decorativos podrían demorar seis años más en completarse.

Consagrada por Benedicto XVI en 2010, la Sagrada Familia es una obra extravagante en proceso; un sueño febril de torres neogóticas y ventanas policromas, fachadas recargadas y arcadas ornamentales. La majestuosa estructura que se alza en el corazón de Barcelona atrae las miradas (y los euros) de unos tres millones de visitantes anuales.

Es imposible precisar cuánto ha costado la prolongada edificación a lo largo de los años, dice el portal de Natgeo. Se dice que el presupuesto actual de construcción y mantenimiento asciende a 27 millones de dólares anuales, cubierto en parte con cuotas de entrada de los visitantes y donativos privados.

Más cuantificable es el tiempo que ha requerido construir la catedral. Al preguntarle porqué su proyecto demoraba tanto, el piadoso Gaudí se complacía en responder: “Mi cliente no tiene prisa”. Claro, se refería a Dios.

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