Muchísimas enfermedades se podrían prevenir o detectar a tiempo si prestáramos atención a las señales que envía nuestro cuerpo. Fijándose en el color de su menstruación -precisamente- es como una de mis mejores amigas controló la evolución de un tumor maligno dentro de su útero.
El color se intensificó; supo que algo andaba mal e inmediatamente pidió ayuda profesional. Actualmente goza de buena salud.
Está convencida de que ahora disfruta de sus dos hijos gracias a que le prestó especial interés a su flujo y eso, precisamente, podríamos hacer con nuestra orina.
¿Sabían que el tono de la orina revela información de cómo están funcionando ciertos órganos vitales? Si hay sangre –por ejemplo- podría tratarse de un problema relacionado con los riñones o con la vejiga. Si la orina tiene un color amarillo claro es muestra de que estamos hidratándonos adecuadamente.
Esa información fue compartida por Heather West, una joven investigadora del hospital general de Tacoma, Washington (EE.UU.), y yo la traigo a colación porque me parece importantísimo que aprendamos a detectar anomalías antes de que sea demasiado tarde.
Impresiona la cantidad de gente que muere por hacer caso omiso a esas señales. Escandaliza también la forma en la que aprendemos a convivir con el dolor.
Ahora mismo tengo a una persona muy querida internada en un hospital. Llegó después de 15 días soportar intensos dolores de cabeza y de pasar igual tiempo sin pegar un solo ojo. A pesar de eso cumplió con su trabajo al 100%, hasta que su cuerpo le dijo ¡basta!
Los expertos recomiendan asistir al médico tras detectar alguna anomalía en el color y olor de los fluidos corporales. Foto: Pexels
Retomando nuestro tema, vale aclarar que el tono y el olor de nuestra orina cambia en función de los alimentos y hasta de los medicamentos que consumimos. Seguramente nos ha pasado con la remolacha o cuando nos excedemos con el cafecito.
Cuando estamos sanos y fuertes, nuestra primera orina del día será de un amarillo mucho más concentrado, por todas esas horas que dedicamos a nuestro descanso. Ese color debería difuminarse con el paso de las horas con la ingesta adecuada de agua. ¿Cuántos litros deberíamos consumir al día?
La recomendación generalizada dice que deberíamos ingerir dos litros de agua al día; sin embargo, existe un consumo mínimo para cada persona dependiendo de su edad. Encuentran esa información ingresando a la página electrónica de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).
Por la falta de líquidos -deshidratación-, la orina podría tomar un color marrón, y provocar mareos y náuseas.
A las personas que les cuesta tomar agua pura, los expertos recomiendan intentar con tés. El de jamaica –por ejemplo- tiene propiedades depurativas, mientras que le té verde es rico en antioxidantes. Esos tienen la función de controlar la producción de radicales libres, que tienden a inflamar a los diferentes órganos del cuerpo.
En tiempos de covid-19 resulta vital prestar atención a esas señales, que podrían corregirse con solo una teleconsulta. Recordemos que las camas de los hospitales están copadas. Al visitar un centro médico corremos el riesgo de contagiarnos.
A la par, mimemos a nuestro organismo con alimentos ricos en nutrientes, dejemos de lado el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados. Hagamos también ejercicio.
Hace poco tuve una entrevista con un doctor que me aseguró que la actividad aeróbica –correr, saltar cuerda, nadar, pedalear- contribuyen a la producción de nuevas neuronas, y que productos como el alcohol y estados de estrés extremos, en cambio, reducen esa producción. ¿Sabían eso?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com