Existen varias supersticiones asociadas al viernes 13, un día considerado de mala suerte en la mayoría de países europeos. Foto: Flickr/ Dennis Skley.
Cada viernes 13, Sofía Martínez de 26 años, evita cruzarse con gatos negros y se cuelga un collar de herradura sobre el cuello para evitar la mala suerte. “No es que crea en supersticiones”, dice, “pero son costumbres divertidas que adquirí desde mi adolescencia”. Ella vivió durante mucho tiempo en Nueva Jersey, Estados Unidos, donde la cultura del viernes 13 está mucho más arraigada.
El viernes 13 es el día de la mala suerte en la mayoría de países europeos y también en Estados Unidos. En países latinos y sobre todo los que fueron colonizados por el Imperio Español, se usa el martes 13 con el mismo propósito.
Si bien no se tiene muy claro por qué se eligió al viernes 13 como un día supersticioso, los historiadores tienen algunas teorías. El viernes es considerado dentro de la cultura cristiana como un día de luto, puesto que Cristo fue crucificado un viernes.
En cuanto al número 13, varias culturas europeas lo categorizaron como un número de mal augurio. En la mitología nórdica existen un total de 13 espíritus malignos. En el cristianismo, 13 comensales estuvieron junto a Jesús en la última cena. En el libro del Apocalipsis, en el capítulo 13 aparecen el anticristo y la bestia.
¿Y por qué exactamente el 13? Hasta ahora no se ha llegado a un consenso sobre por qué el 13 es un sinónimo de mala suerte en la cultura popular. Se suele atribuir a que el 13 es el número primo que viene después del 12, un número apreciado por las culturas antiguas por ser divisible para muchos otros números enteros.
La superstición es un fenómeno todavía inexplicable en los estudios del ser humano. La psicóloga clínica Valeria Aburman asegura que los estudios psicológicos de la superstición comenzaron con el investigador estadounidense Burrhus Frederic Skinner.
“Skinner era un defensor del conductismo e hizo sus investigaciones en base al paradigma del condicionamiento operante”, asegura. Esto se refiere a que las casualidades también pueden modificar la conducta de un individuo.
Skinner realizó en 1948 un experimento con palomas que lo llevó a trazar su teoría sobre la superstición. En sus bitácoras, notó que estas aves llevaban a cabo ciertos movimientos corporales y comportamientos antes de comer. Poco después, estos comportamientos fueron asimilados por otras palomas.
La elucubración de Skinner era que estas aves habían adoptado esta conducta debido al estímulo cercano de recibir alimento y, por lo tanto, creaban una relación cognitiva entre la venida de la comida y sus movimientos, como si fuera una especie de ritual.
Si bien las supersticiones en torno al viernes 13 pueden ser inofensivas, un comportamiento obsesivo con este día puede suceder. De hecho, es un trastorno llamado parascevedecatriafobia, que se deriva de la triscaidecafobia (el miedo compulsivo por el número 13). El Centro de Manejo del Estrés e Instituto de Fobias de Asheville en Estados Unidos asegura que un total de 67 millones de personas en el país tienen un miedo irracional hacia este día.
El psicólogo Stuart Vyse, investigador de la Universidad de Oxford, asegura en su libro ‘Believing in Magic’ que la superstición le ofrece al ser humano un escape de lo cotidiano. “En un mundo frenético y estresante, es natural buscar algo que nos saque de lo mundano y la naturaleza predecible de nuestros días”.