El campus universitario no tiene vías ni servicios básicos.
Un diagnóstico contratado tardíamente confirmó los errores y omisiones en los diseños y en la fase constructiva de los cinco edificios del campus universitario de Yachay.
También reveló la necesidad de refuerzos en vigas, losas y columnas, que implicarán un gasto superior a USD 44,6 millones, previstos por la anterior administración de la empresa pública Yachay EP.
En este proyecto hay tres firmas involucradas a las que la actual gerencia empresarial, liderada por Jorge Martínez, seguirá acciones legales y la Contraloría está examinando.
Se trata de Hospiplan, que hizo los diseños, el consorcio fiscalizador H.P.C, del que es parte Hospiplan, y Conecuakor, que asumió la construcción.
Este diagnóstico al que EL COMERCIO accedió incluye revisiones del diseño estructural, de seguridad, análisis de las afectaciones, incluso, un estudio de precios unitarios.
Pero el contrato de esta consultoría apenas fue suscrito el 15 de marzo pasado por la exgerente Administrativa Karla Echeverría y el ingeniero Marcelo Guerra. Es decir, 15 meses después de que se realizó la primera suspensión de trabajos y de fiscalización y a esta se sumaron otras seis paradas.
Además, las alertas de hundimientos y grietas en vigas y losas empezaron a mediados del 2015. Una grada presentó fisuras y deformación, lo cual afectaba la resistencia de los materiales, en el edificio de administración.
Esta alarma dada por el administrador del contrato y Chang Hyung Kim, gerente de Operaciones de Conecuakor, obligó a Hospiplan a asumir una primera responsabilidad y la reposición de las gradas. Según el exgerente de Yachay EP, Héctor Rodríguez, “en el 2015 no hubo problemas, se siguieron ejecutando las construcciones”.
Aunque, el 10 de septiembre de ese año, el arquitecto Patricio Rosero, director de Fiscalización, informó a la Gerencia de Infraestructura, que se requería urgentemente de análisis y ensayos para detectar las causas de las fallas. Este Diario buscó a Andrés Troya, extitular de esta gerencia, vía telefónica, pero no contestó.
Para Rodríguez, los problemas se detectaron en 2016 y con los implicados se resolvió contratar el estudio. La contratación, añade, se concretó este año, porque “no se contaba con presupuesto y estaban prohibidas las consultorías como medida de austeridad”.
La obra no pasó la revisión
El trabajo del ingeniero Marcelo Guerra concluyó en julio pasado, cuando ya asumió la nueva administración del presidente Lenín Moreno.
Sus estudios revelan que en las torres TT1 y TT2 (Transferencia Tecnológica I y II), que están casi terminadas, hay deficiencia de acero en las columnas de los dos subsuelos. Estas columnas, así como las vigas de pasillos y las losas con huecos, presentan excesiva deflexión y requieren de reforzamientos para soportar el peso.
Los laboratorios que se proyectaron para estar en siete pisos y un subsuelo, en la realidad llegaron a cuatro y aún se sostienen con andamios. En este caso se advierte que si terminan el edificio como se proyectó hay que hacer otro diseño de vigas, losas y columnas.
Según los planos, el espesor de la loseta de comprensión (losas delgadas) debe tener cinco centímetros mínimos, pero al introducir un dedo en los huecos de la losa se ve que no pasa de tres. Este es un error constructivo que genera grietas y fisuras en la losa e inconvenientes a futuro, explica Marcelo Calderón, actual gerente de Infraestructura.
Estas fallas se repiten en el edificio administrativo, que también adolece de malos acabados en paredes y escalones.
El auditorio presenta similares deficiencias y una sugerencia adicional: derrocar la losa final que está sobre tres plantas y reemplazarla con una cubierta liviana y resistente.
Para Martínez, a este diagnóstico le faltó un plan de cómo reparar los edificios, por lo que está en proceso de contratación otra consultoría.
Diseño inicial era coreano
Los diseños y planos iniciales de estos inmuebles se incluyeron en un apéndice del Plan Maestro de Yachay, en el cual se definieron los lineamientos generales de cómo debía ser la ciudad.
Esto fue contratado- sin concurso público- a la Oficina de la Zona Económica Libre de Incheon (IFEZ), por USD 9,7 millones.
Incheon es la tercera ciudad más poblada de Corea del Sur en donde se desarrolla un parque tecnológico y empresarial, más conocido como el Silicon Valley de Asia.
Los diseños coreanos fueron un aporte adicional al contrato, pero fueron observados por nueve exdirectores de Yachay.
Como se trató de un ‘regalo’ no cabía ningún reclamo, aunque tampoco lo descartaron, optaron por contratar a una consultora para que realice una validación.
Hospiplan, firma experta en construcciones hospitalarias, fue la única que presentó una oferta y ganó el contrato con 90,5 sobre 100 puntos. La validación y rediseños costaron USD 629 000 sin IVA.
Pero sus estudios recibieron sendas observaciones de los extécnicos de Yachay EP, por lo que se comprometió a corregir “conforme el avance de la obra”. Esto consta en un acta de compromiso de cumplimiento del 21 de enero del 2014.
Sus directivos se negaron a hablar con este Diario sobre las causas de las fallas y su responsabilidad como fiscalizadora.
Martínez espera que la Contraloría ratifique las deficiencias en los diseños y en la construcción -que ya constan en el informe borrador-, para enjuiciar a todos los responsables.
La construcción se adjudicó a la Compañía de Construcciones Ecuatoriana Corea (Conecuakor). Esta firma es de economía mixta y su capital mayoritario es del Colegio de Ingenieros del Ejército, que al ser entidad pública no se le exige garantías, según la ley.
Para Martínez, este es un artificio legal para no rendir cuentas al Estado. Por ahora se terminó su contrato unilateralmente, se exigirá la devolución del anticipo y por la vía legal se definirán rubros nuevos por USD 14,4 millones, que no tenían aval presupuestario.
Pero Nelson Perugachi, gerente de Conecuakor, dice que son de USD 9 millones y asegura que las fallas estructurales no son constructivas, pues asegura que se cumplió con el diseño y las observaciones de la fiscalizadora.