Wilson Jaramillo, del Cuerpo de Bomberos de Otavalo, viajó a Nepal paa unirse a la Brigada Internacional Topos y ayudar con los rescates. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
Cinco días después del violento terremoto que destruyó Nepal, el 25 de abril del 2015, Wilson Jaramillo partió desde Ecuador para ayudar a las víctimas de la tragedia.
Cargando una mochila y vestido con el uniforme color naranja, que identifica a los socorristas, viajó para unirse a la Brigada Internacional Topos. Él es uno de los 600 miembros, de varios países, que integran esta organización altruista, que fue creada hace 30 años por el mexicano Héctor Méndez, para salvaguardar la vida de las víctimas de eventos adversos, en diferentes partes del mundo.
Wilson Jaramillo, quien es subteniente en el Cuerpo de Bomberos de Otavalo, provincia de Imbabura, situada en el norte de Ecuador, solicitó una licencia de dos meses sin sueldo y partió hacia el país asiático. Llevó consigo un equipaje que incluyó un par de botas punta de acero, un casco, un machete, una pala pequeña, cuerdas, mosquetones, una carpa…, como lo hacen todos los Topos.
Nacido hace 34 años en la ciudad de Ibarra, provincia de Imbabura, esta fue su segunda misión humanitaria fuera del país. Antes participó en Afganistán, mientras integró la Legión Extranjera, como soldado de España, entre el 2004 y 2008. Ahí, en las Fuerzas Especiales, aprendió técnicas como: sobrevivencia, buceo, ascensión a altas montañas, entre otras, que ahora las aplica en sus tareas como socorrista.
Tras dos días de viaje llegó a la pequeña nación, ubicada a los pies de la cordillera del Himalaya. Se sorprendió al ver prácticamente todo el país destruido, por el sismo de 7,9 grados en la escala de Richter y las réplicas, que dejaron más de 7 550 muertos. Inmediatamente se sumó al trabajo que, días antes, iniciaron 14 compañeros de la Brigada de los Topos. En las tareas de ayuda también participaron otras organizaciones, como: la ONU, la Cruz Roja, los Boy Scout, las Fuerzas Armadas de Nepal…
Durante 30 días colaboró en la extracción de cadáveres de edificios colapsados, demolición de infraestructura en riesgo de caer y la reconstrucción de una escuela, con madera, bambú y techos de metal.
En su mente quedaron grabadas imágenes que le impactaron. Una de ellos fue la cremación masiva de cadáveres en un templo de Katmandú, capital de Nepal, por motivos religiosos y sanitarios. Aún recuerda el olor nauseabundo de la carne en descomposición que se consumía entre las llamas.
Otra es la imagen del rosto de un hombre, de alrededor de 40 años, que perdió a su hija, esposa y madre, sus únicos familiares, durante una réplica de los sismos de mayo, mientras habría salido a comprar en una tienda vecina. Durante varios días acompañó, sin decir palabra, a los topos en un campamento que levantaron en la ciudad de Dolkha, al sur de Nepal.
Pero también trajo recuerdos agradables. Entre ellos el sabor inigualable del agua fresca y cristalina que baja de las nieves eternas del Himalaya. Los ojos verdes del socorrista ecuatoriano también capturaron la alegría de los niños, que ajenos a la tragedia, jugaban alegres cerca a los poblados en ruinas.
Durante las jornadas los Topos comían dos veces al día y pernoctaban en carpas. Se movilizaron por casi todo el país, a los sitios más afectados. Lo hacían en automotores, hasta dónde había caminos transitables. Luego caminando.
Varias fotografías y videos de los voluntarios archivaron esos momentos. En una de las cintas, el ‘Chino’ Méndez, como le dicen sus amigos al fundador de los Topos, bromea con los voluntarios mientras preparan los alimentos, para hacer más llevadera la jornada.
La Brigada Internacional Topos, cuyo ícono es un guerrero Azteca, no cuenta con recursos económicos propios. Sin embargo, los gatos de movilización, alimentación y estadía corren a cargo de organizaciones que les apoyan, como Santology, una ONG que es financiada por artistas de Hollywood.
El 1 de junio último, Jaramillo regresó a Ecuador. Su esposa, Veronica Valencia, y sus dos hijos, de 13 y 16 años, le recibieron con abrazos. Ellos están acostumbrados a la vida agitada y solidaria de su padre.
La tragedia de Nepal le dejó una interrogante a Jaramillo. ¿Ecuador está preparado para enfrentar catástrofes como esa? Eso provocó que inmediatamente junto a Sairi de la Torre, el segundo topo que hay en Ecuador y subteniente del Cuerpo de Bomberos de Ibarra, se pongan a trabajar en dos proyectos. El primero es formar una célula de la Brigada Topos, en Ecuador. Y, el segundo, capacitar a los habitantes de la zona rural para que se conviertan en agentes primarios de respuesta en caso de tragedias.