Familias visitaron las tumbas de sus seres queridos en el cementerio El Batan, en Quito. Foto: Diego Palleo / EL COMERCIO
Antes del mediodía de este sábado, 24 de octubre del 2020, decenas de personas acudieron al cementerio de San Diego para visitar a sus familiares en vísperas del feriado de finados. Y tras la decisión del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional de recomendar el cierre de los cementerios durante el próximo feriado de difuntos.
María Zúñiga había comprado un ramo de claveles y geranios para depositar en la tumba de su madre, quien falleció hace varios años. Con paciencia y bajo un sol canicular, la mujer esperó hasta que abrieron las puertas de este camposanto, ubicado en el Centro de Quito.
Ella llegó justo en el momento en que entraba una carroza fúnebre al lugar y por disposición de las autoridades nadie podía ingresar hasta que no se enterrara el cuerpo. Así que decidió aguardar y buscó un lugar donde protegerse del sol.
Julio César Flores con su hermana y sobrinas visitan las tumbas de sus padres y tres hermanos en el cementerio El Batan, en Quito. Foto: Diego Palleo / EL COMERCIO
Junto a ella estaba Ramón Caicedo, oriundo de Tulcán, quien llegó acompañado de sus nietos para visitar a su esposa enterrada en ese cementerio. Él, al igual que otras 20 personas, hizo fila frente a las puertas del cementerio para poder ingresar; antes se quejó, según él, “por la falta de consideración con las personas mayores, pues estamos paradas, esperando para entrar desde hace media hora y parece que todavía no hay esperanzas de entrar”.
Una vez que se enterró al difunto, los vigilantes abrieron la puerta del camposanto. Adentro, entre tumbas y nichos, había poca gente, así que el ingreso de estas 20 personas no provocó ningún tipo de aglomeración.
La mayoría de las personas fue a visitar este sábado a sus familiares, porque no podrán hacerlo durante el próximo feriado, tras la decisión del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional de recomendar el cierre de los cementerios.
Ante esta decisión, se esperaba que haya alta concurrencia a estos sitios, pero sucedió lo contrario. “Quizás mañana domingo se registre mayor afluencia de gente”, indicó María Tipanluisa, una de las mujeres que vigila el lugar.
Mientras tanto, en el cementerio de El Batán, en el norte de la ciudad, no había casi gente en la entrada y tres personas rezaban en las tumbas del interior. Rosa Cajas vendía flores en uno de los locales frente a la puerta de entrada y lamentó la escasa concurrencia a este camposanto.
Cinco conductores en sus vehículos en el amplio parqueadero esperaban que los deudos regresen de visitar las tumbas de sus familiares. Había áreas en este camposanto donde se concentraba más gente; se trataba de familiares de personas fallecidas en fechas recientes debido al coronavirus, indicó Azucena Benítez, quien perdió a su padre a causa del virus.
Tanto en San Diego como en El Batán hubo medias de bioseguridad: se desinfectaba las prendas de los visitantes, recibía alcohol en sus manos y portaba mascarilla. Además, se guardaba la distancia.