La vicepresidenta, María Alejandra Muñoz, sale de la Asamblea acompañada por César Solórzano y Patricio Donoso, vicepresidentes legislativos. Foto: Cortesía / Asamblea
Tras conocerse que María Alejandra Muñoz asumiría la Vicepresidencia de la República, María P. Romo y Juan S. Roldán postearon en redes una foto en la que aparecían los tres. Romo y Roldán estuvieron en la terna para la Vicepresidencia y son figuras fuertes de Ruptura de los 25. Muñoz -en cambio- no es militante de esa organización política, pero llegó al Gobierno de Lenín Moreno de la mano de Roldán.
Muñoz y Roldán habían trabajado años atrás en el ámbito privado. Ingresó al actual Gobierno con el cargo de subsecretaria de Agenda Presidencial, bajo las órdenes de Roldán. Ahí estuvo de abril a septiembre de 2018. Luego pasó a dirigir las Aduanas.
Norman Wray, miembro de Ruptura, la conoce por esa gestión pública. Reconoce que Muñoz ha marcado una línea fuerte en materia antisoborno en su trayectoria profesional.
Esa, dice Wray, es la virtud que hizo que su cargo, más que por una amistad con Roldán, sea una ratificación de su valía profesional. “Más allá de una relación, María Alejandra llega a ese lugar por sus propios méritos. La gestión que tuvo en las Aduanas ha sido muy importante y ha logrado manejar un sector muy complicado”.
Si su perfil técnico se destaca en lo público, a nivel personal, pesan su formación académica y su cercanía con la Iglesia.
Tuvo una formación salesiana. Estudió en la escuela privada María Jesús y en el colegio María Auxiliadora. Asiste con frecuencia al centro religioso María Madre de la Iglesia, en la ciudadela Los Ceibos. Ahí tuvo su primera aparición pública -el pasado sábado- tras ser elegida vicepresidenta.
Desde ese día hubo un cambio para su familia. Pasaron de tener una vida normal a estar en los ojos de los medios de comunicación. Han decidido no hablar con la prensa, pero a este Diario le detallaron ciertos momentos de la vida de la Vicepresidenta.
Una de sus aspiraciones desde chica fue servir al Ecuador, relata su familia. Su interés por lo público lo forjó junto a su abuelo Antonio Seminario, quien dedicaba largas horas del día para entender las problemáticas sociales del país.
Su familia cuenta que el liderazgo lo ganó desde su época estudiantil. Presidió los comités de curso durante toda la primaria y secundaria. Fue abanderada del Pabellón Nacional en la escuela y colegio. También recibió en cuatro ocasiones el premio Filantrópica, otorgado por la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas, que premia la excelencia académica de los estudiantes de los planteles de la provincia con becas estudiantiles.
También luchó por una beca universitaria, que le otorgó la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UESS). Estudió Licenciatura en Ciencias Sociales y Políticas y culminó con el título de abogada.
Allí, Joffre Campaña fue su profesor de derecho administrativo en 1998. “Desde el primer día de clases, su desempeño fue tan notable que le pedí que trabajara como mi asistente en el estudio jurídico Coronel&Pérez”.
En el 2002 se desempeñó como asesora jurídica en la Presidencia de Gustavo Noboa. A ese cargo la llevó Campaña, cuando asumió la Secretaría Jurídica del Ejecutivo. “Conformé un equipo de trabajo integrado por varios abogados jóvenes, entre ellos Muñoz. Su desempeño fue notable, fue mi brazo derecho”.
Luego, en junio del 2006, Muñoz ocupó la Subsecretaría General de Gobierno y Policía, cuando Antonio Andretta era ministro, en la administración de Alfredo Palacio, hasta enero del 2007.
Después hizo una pausa en el ámbito público y se desempeñó en el privado, inclinándose por las temáticas de equidad de género en Cervecería Nacional, donde dirigió el área legal y corporativa hasta mediados del 2017.
En lo académico hizo sus estudios en prevención de violencia contra la mujer e inclusión en la Universidad de Salamanca, España, concluyendo como Máster en prevención de violencia e inclusión de la facultad de Psicología.
En su paso por la Aduana, ya en la administración de Lenín Moreno, hizo acercamientos con los gremios empresariales. Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Cámara de Comercio de Guayaquil, tiene una buena impresión de Muñoz La cataloga como una persona técnica y eficiente. Con él coincide Patricio Alarcón, presidente de la Cámara de Comercio de Quito, quien sostiene que su imagen daría frescura y podría plantear una agenda de competitividad.
Arosemena cree que Muñoz tiene capacidad para asumir un perfil político. Pero ese nuevo rol se va a contraponer con su forma de ser. Su familia dice que ha manejado un perfil discreto y prudente. “Una de sus frases favoritas es: ‘El ruido no hace bien, el bien no hace ruido, sirvamos en silencio’”.
Ella está próxima a cumplir 20 años de matrimonio con Leopoldo Orellana, con quien formó una familia de cuatro hijos, dos hijos biológicos y dos niños adoptados en el Ecuador. Con ellos recibió la noticia de que sería la nueva Vicepresidenta de Ecuador.
Discurso anticorrupción
María Alejandra Muñoz se tomó la tarde del martes pasado para preparar su discurso de posesión. Ayer, una vez en el atril del Pleno de la Asamblea, no utilizó teleprónter, solo una guía para pronunciarlo con tres ideas clave: la corrupción, la institucionalidad y un llamado a bajar las tensiones.
Muñoz sostuvo que Ecuador y el mundo atraviesa la peor crisis sanitaria y globalizada de la historia. Pero matizó que “la más profunda crisis es la falta de suficientes referentes éticos”.
Aunque no se refirió a casos puntuales, dijo que “el mayor daño que se le ha hecho a la concepción de la ética es haber asociado corrupción con dinero”.
“En términos de ética, no robar es lo básico. En términos éticos, corrupción es todo aquello que pretenda decir: yo por encima de la ley, yo por encima de la norma, yo por encima del otro”.
Le agradeció al presidente Lenín Moreno por su confianza al haberla designado directora de Aduanas y luego como parte de la terna para la Vicepresidencia. Él siguió la ceremonia por videoconferencia. Muñoz apoya el papel del Gobierno para recuperar “la institucionalidad del país”.
“Es tiempo de serenidad, de prudencia, de paciencia, solo así podremos mantener la esperanza”, finalizó.