Tributo al microempresario afecta su liquidez; Más de un millón de contribuyentes

Tania Peñán, quien dirige la firma de cosméticos naturales Aromas de Cahuasquí, se enteró esta semana del tributo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Tania Peñán, quien dirige la firma de cosméticos naturales Aromas de Cahuasquí, se enteró esta semana del tributo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Tania Piñán, quien dirige la firma de cosméticos naturales Aromas de Cahuasquí, se enteró esta semana del tributo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Desde la segunda semana del año, Rosa Rodríguez empezó a recibir inesperadamente constantes llamadas y mensajes de texto a su teléfono celular, de emprendedores preocupados y confundidos.

Ellos se enteraron de que el Servicio de Rentas Internas (SRI) los catalogó como microempresarios y que en este mes de enero debían pagar, como impuesto a la renta, el 2% de los ingresos brutos del 2020, aunque hayan tenido pérdidas.

Rodríguez dirige la Fundación Heifer Ecuador, que trabaja con 200 emprendedores de zonas rurales del país.

Hay incertidumbre por el desconocimiento de los alcances del régimen impositivo para microempresas (RIM) que, por la Ley de Simplificación y Progresividad Tributaria, está vigente desde el 2020.

Pese a que el régimen existe desde el año pasado, recién el 15 de enero del 2021 el SRI emitió el formulario 125, para la declaración del impuesto a la renta. Esto fue un día antes de que se inicie el trámite de ­pago, al cual están obligados los contribuyentes.

En este mes deben declarar el impuesto a la renta 1 013 916 personas, naturales y jurídicas, que constan en el catastro de microempresarios del 2020.

Rentas actualizó el listado en octubre, e incluyó a usuarios con ingresos anuales menores a USD 300 000 y que tienen hasta nueve trabajadores.

Quienes cumplen esas condiciones son incorporados al RIM de forma obligatoria; también hay excepciones como las personas de la construcción, entre otras. La Ley no obliga al SRI a notificar previamente a los contribuyentes que están en el catastro.

“Es inmanejable que, en medio de una pandemia, en vez de fortalecer con iniciativas se quiera cobrar impuestos a familias que han hecho lo posible y lo imposible para mantener sus negocios”, increpó la Directora de Heifer.

Para algunos, cumplir con esta obligación se torna complicado, tras un año en el que apenas lograron salir a flote.

Andrés Vásconez, fundador de Working UP, una incubadora de empresas y espacio de coworking, no sabe de dónde sacará los USD 1 000 que debe cancelar al SRI este mes.

La pandemia golpeó fuerte al negocio, le produjo pérdidas por USD 10 000 y tiene facturas sin poder cobrar, porque sus clientes también enfrentan complicaciones económicas.

Vásconez dice que se endeudó para sacar adelante su emprendimiento. “Tengo deudas con todo el mundo para pagar sueldos de mis empleados, arriendo, décimos. Le debo a mi familia, a bancos. No me parece justo que en esta situación me obliguen a pagar el impuesto a la renta, que solo en Ecuador sea sobre los ingresos y no sobre la utilidad”, reclamó.

Otra dificultad es que el formulario 125 no permite a los contribuyentes deducir los gastos generados el año pasado ni tampoco utilizar -si disponen- crédito tributario por pagos indebidos o en exceso.

El crédito tributario solo podrá ser utilizado si el microem­presario tiene ingresos por otras actividades diferentes a las que están sujetas al régimen. Con esta dificultad se topó Vásconez, al no poder cruzar cuentas con el crédito tributario que tenía acumulado.

“Y lo peor es que no se puede ni reclamar al SRI. Nos dicen que esperemos al siguiente año”, se lamenta.

Washington López trabaja en proyectos de ingeniería electrónica. Él tampoco pudo deducir gastos ni usar el crédito tributario. Y como el RIM también aplica para el impuesto al valor agregado (IVA), la cuenta por pagar al Estado en enero resultó grande.

“Pagué con tarjeta de crédito para no quedarme sin capital”, cuenta López, quien considera que el régimen podría mejorar si se permitiese deducir e incluir el crédito tributario.

Para cancelar el impuesto, Tania Piñán, en cambio, tuvo que tomar una parte de los recursos que tenía previsto invertir este año en su pequeño negocio de cosméticos naturales, Aromas de Cahuasquí.

“El Gobierno debe hacer el camino más fácil para emprender y no lo contrario. Hay gente que el año pasado se quedó sin trabajo y su alternativa fue emprender. En el 2020 fuimos los emprendedores quienes pudimos sacar adelante la economía de muchas ciudades, porque hemos estado activos a pesar de las circunstancias”, comentó Piñán, quien recién se enteró que debía hacer el pago la semana pasada.

Ella es una de las emprendedoras que trabajan con Heifer. Esta Fundación prepara acciones para promover la derogación del régimen impositivo.

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