Solo se le veía el brazo. Estaba muy ensangrentado y no se movía. Pero estaba vivo. Así lo encontró un habitante del pueblo de Capodacqua, un pueblo de Umbría, que recorría los edificios derrumbados en busca de sobrevivientes. Lo primero que hizo al verlo fue preguntarle si podía respirar.
“Solo un poco”, le respondió. “Un poco está bien. Lo importante ahora es estar tranquilo. Los rescatistas están en camino”, le dijo el hombre, que buscaba ayudarlo.
Pero lo que más le preocupaba a la víctima era otra cosa. “Entiendo, pero necesito ir al baño”, le dijo.
Su interlocutor intentó hacerlo sentir cómodo. “Sé que no es agradable para ti, pero si necesitas orinar, adelante. Mira, me voy a apartar un momento así puedes hacerlo”, le dijo.
El poderoso terremoto, de 6.0 en la escala de Richter, afectó a distintos pueblos montañosos ubicados en el centro de Italia. Se produjo el miércoles 24 de agosto a la madrugada.
Según el Instituto Geológico de los Estados Unidos, el epicentro fue la ciudad de Norcia. En cambio, para su par italiano, el INGV, fue más al sur, cerca de Accumoli y Amatrice. Capodacqua está ubicado 70 kilómetros al noroeste de Norcia y a 110 kilómetros de Amatrice y Accumoli.