Telerrehabilitación para superar covid-19 ofrecen en Hospital Carlos Andrade Marín, del Seguro Social

En su vivienda, Nelson Chicaiza se conecta con su telerehabilitadora. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

En su vivienda, Nelson Chicaiza se conecta con su telerehabilitadora. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

En su vivienda, Nelson Chicaiza se conecta con su rehabilitadora. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Nelson Chicaiza, latacungueño de 56 años, es disciplinado con sus terapias. Cada día se levanta a las 07:30 para caminar 30 minutos en la terraza de su vivienda, en El Edén, en Quito. Y, dos veces por semana recibe la videollamada de la rehabilitadora, para hacer sus ejercicios respiratorios.

Estos últimos consisten en inhalaciones y exhalaciones fuertes, movimientos de brazos y piernas, con algo de peso. Utiliza dos botellas de un litro llenas de agua, simulando las pesas de los gimnasios.

Todas las actividades las realiza con entusiasmo, ya que le han ayudado a fortalecer sus pulmones, gravemente afectados por el coronavirus.

Nelson se contagió en agosto y recuerda con tristeza los 86 días que permaneció internado en el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social; 36 en la unidad de cuidados intensivos (UCI).

El ingeniero muestra la cicatriz del orificio que abrieron en su cuello, para que mejore su respiración. Le dieron de alta el 22 de noviembre, pero su condición de salud no era óptima. Pesaba 47 kilos, menos 17 del ideal para sus 1,60 m de estatura. No podía comer, caminar ni moverse con facilidad.

Su esposa Olguita y sus tres hijos contrataron una enfermera para que lo cuidara. Con ella estuvo un poco más de un mes. En enero optaron por la telerehabilitación que ofrece el HCAM, desde junio del 2020. Hasta mediados de marzo han atendido a 3 000 personas.

Lo explica Maritza Chasi, una de las dos telerehabilitadoras que labora en esta área llamada post covid-19.

Antes de la pandemia -relata- se dedicaban a las terapias a pacientes con males, como EPOC. Ellos se ejercitaban en caminadoras, bicicletas, pesas o pelotas. Se atendía seis ciudadanos cada dos horas.

Ahora están concentradas en las secuelas del virus. Chasi prepara su celular, revisa la conexión a Internet, lo conecta a un monitor y toma unas pequeñas pesas. Luego hace la videollamada, por WhatsApp, a uno de los 20 pacientes que atienden, ella y su compañera, entre 07:00 y 20:00, cada día.

La mayoría enfrentó síntomas de este coronavirus de moderados a graves y estuvo varias semanas en hospitalización o UCI. Su recuperación -cuenta- es más lenta, ya que han perdido la capacidad de movilidad, masa muscular, etc.

Además enfrentan problemas pulmonares o respiratorios, dificultades por sus enfermedades preexistentes y siguen con oxígeno en casa, por lo que requieren entre 20 y más de 40 sesiones de terapias.

Los pacientes que estuvieron graves tardan más en recuperarse. A ellos les ayudan en el destete del oxígeno. Si una persona no pasó mucho tiempo internada, su restablecimiento será más rápido y le harán falta unas 10 telesesiones.

Nelson por ejemplo superará las 40, por su larga estadía en la casa de salud. Igual número de sesiones requerirá Juan García, jubilado de 80 años.

Él se contagió de covid-19 en noviembre y estuvo hospitalizado durante un mes y medio. Desarrolló síntomas respiratorios, que se complicaron por su patología de base: hipertensión, por lo que sigue en rehabilitación. Cada lunes, él y su esposa se conectan para hacer los ejercicios. Él sigue con oxígeno en su domicilio.

Se mide la saturación. Registra la cifra en un cuaderno, así como el tiempo o la intensidad de la caminata. Posteriormente comienza con su rutina, con una respiración profunda y sin apuros. Mueve la cabeza, los brazos y las piernas, junto a sus pesas caseras. Hace de 10 a 15 repeticiones.

Algunos pacientes incluso tienen un aspirador, conocido como respirón. Sirve para restaurar los patrones normales de respiración profunda, lenta y controlada.

Este tipo de ejercicios son fundamentales para enfrentar las secuelas del covid-19, como la fatiga o el cansancio extremo al subir o bajar las gradas o al hacer otras actividades de la vida cotidiana. Además, ayuda a la recuperación de los pulmones, ratifica el neumólogo César Delgado.

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