El pasado 18 de enero, en la mañana, una mujer tomó un taxi en el sector de Las Aguas, en el norte de Guayaquil. La víctima se dirigía hacia el Centro de la ciudad. Dentro del vehículo, fue secuestrada por el conductor. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Un hombre fue sentenciado a 10 años de prisión por el asalto y secuestro extorsivo a una mujer en Guayaquil, ocurridos el pasado 18 de enero de 2020.
La sentencia la dio a conocer Fiscalía el pasado 24 de diciembre de 2020, cuando el Tribunal de Garantías Penales, conformado por los jueces Rocío Álvarez, Diana Cueva y Edwin Logroño, acogió las pruebas presentadas por Fiscalía y dictó sentencia condenatoria contra Luis Antonio G. S.
El sentenciado además deberá pagar una multa de USD 16 000 y una reparación integral de USD 1 200 para la víctima.
El pasado 18 de enero, en la mañana, una mujer tomó un taxi en el sector de Las Aguas, en el norte de Guayaquil. La víctima se dirigía hacia el Centro de la ciudad.
Dentro del vehículo, el conductor cerró las puertas con seguro y “arrancó a un lugar apartado y desolado”, según el relato de la Fiscalía. Una vez allí, “la agredió verbalmente, amedrentándola y amenazándola de muerte si no entregaba sus pertenencias. Finalmente la durmió con escopolamina“.
El conductor llevó a la víctima en el auto durante tres horas más. Se detuvieron en varios puntos para intentar sacar dinero de sus tarjetas de crédito. Después, fue abandonada a la altura de la vía Perimetral, en el viaducto de la autopista Narcisa de Jesús.
En el punto fue socorrida por un patrullero de la Policía Nacional.
La denuncia fue ingresada en la Unidad de Flagrancia Cuartel Modelo, una vez que la víctima recuperó el conocimiento. Con base en una descripción facial del agresor y las características que la víctima recordaba del automóvil, Luis Antonio G. S. pudo ser identificado a través del sistema de cámaras de seguridad de la ciudad. Posteriormente, el sospechoso fue detenido.
Entre las pruebas presentadas por Fiscalía se encuentran el testimonio de nueve personas, incluyendo el de la víctima, sus familiares, los agentes aprehensores e investigadores y el perito que evaluó la evidencia presentada.
También, se tomaron en cuenta los informes levantados por la Policía Judicial de los reportes telefónicos y la extracción de información de mensajes de texto del celular de la víctima, pues el secuestrador habría utilizado su teléfono para ponerse en contacto con los familiares de la mujer.