Los taxirrutas operan en 21 sitios fijos

En el sector de La Santiago, en el sur de Quito, el servicio de transporte empieza desde las 05:30. Van hasta la av. Colón. Foto: Galo Paguay / El Comercio.

En el sector de La Santiago, en el sur de Quito, el servicio de transporte empieza desde las 05:30. Van hasta la av. Colón. Foto: Galo Paguay / El Comercio.

En el sector de La Santiago, en el sur de Quito, el servicio de transporte empieza desde las 05:30. Van hasta la av. Colón. Foto: Galo Paguay / El Comercio.

Desde hace cinco años, los taxirrutas se han convertido como un sistema alterno de transporte en la ciudad. Por fuera de los aspectos legales, los ciudadanos saben que en 21 sitios disponen de un servicio que se diferencia por el tiempo y la comodidad.

En las mañanas es común ver filas de personas que esperan una unidad de taxirruta para ir a sus trabajos o centros de estudio. Las personas conocen los horarios, las frecuencias y los trayectos. En La Santiago (sur) el trajín empieza a las 05:30. Consuelo Mejía prefiere pagar un dólar antes que ir en transporte público. “Tengo que trabajar en la av. Mariana de Jesús. En estos carros me hago 30 minutos hasta la Colón”.

Los vehículos, en su mayoría, pertenecen a oficinistas que van hacia el norte de la ciudad y aprovechan la demanda de pasajeros para dar “un aventón”.

Marco Olmedo cobra USD 0,25 a cada conductor que sale con pasajeros. A cambio, se encarga de organizar la extensa fila de usuarios que se forma en la vereda de la calle Quechuas.
Olmedo dice que la gente necesita el servicio. Presentó una propuesta al Municipio para que se permitiera a los carros trabajar en horas pico. Hasta el año pasado, cuenta, los agentes de tránsito multaron a los conductores que fueron sorprendidos con pasajeros.

Los usuarios no están de acuerdo con las sanciones y defienden el servicio. Juan Ruales, estudiante, argumenta que el servicio público colapsaría sin los taxirrutas. “Los buses van repletos en horas pico. Ya no entra más gente”.

En la Ordenanza municipal 047 que se refiere a la regularización del servicio de taxis, no existe la figura de taxirruta. La posibilidad de legalizarse se ve lejana ya que, en una entrevista al anterior secretario de Movilidad, Jean Paul Armijos, informó que no habrá un proceso de regularización para más taxis.

Este es uno de los temas “difíciles” que le tocará afrontar al nuevo secretario de Movilidad, Darío Tapia. Esto tomando en cuenta el plan de movilidad y transporte que inició esta administración. El primer paso fue un acuerdo con los transportistas urbanos. Está pendiente definir las tarifas del servicio de taxis, decisión que incidirá en la operación de los taxirrutas en la ciudad.

Además están temas relacionados con la seguridad de los pasajeros en el traslado y utilización de espacios públicos. En los últimos dos meses, los taxistas no regularizados han protagonizado tres manifestaciones para buscar el reconocimiento del Municipio.

Más al norte, en el redondel de El Trébol está otro grupo. Se trata de la cooperativa Oriental, cuyos miembros tienen permisos municipales y llevan trabajando en el taxismo más de 30 años. Pero por la cantidad de pasajeros se consolidó el servicio de taxirruta.

En cada unidad se embarcan de lunes a viernes, cuatro pasajeros y cada uno paga USD 1.

Galo Almeida, presidente de la cooperativa, indica que tiene 48 compañeros, pero como la demanda en El Trébol es tan alta han permitido que más de 300 taxis de otras compañías se sumen. Algunos conductores regresan hasta por cuatro ocasiones a cargar pasajeros.

Para Lidia Oña este servicio es “una bendición”. Desde el valle de Los Chillos hasta su trabajo en la Naciones Unidas se demora dos horas cuando viaja en bus. En taxi se ahorra la mitad del tiempo.
En la Naciones Unidas está la mayor cantidad de taxirruta. En tres sitios hay asociaciones que trabajan desde hace 10 años. Fausto, integrante de la asociación Excel, dice que trabajan más temprano que los buses.

Desde las 04:30 de la mañana sirven, entre las tres asociaciones, a más de 9 000 personas que viajan desde y hacia Carapungo. Son carros particulares que pasan desapercibidos para los agentes de tránsito.

Diana Chandi, universitaria, destaca el bajo precio y también el servicio y la seguridad. Paga un dólar por compartir el carro con otras tres personas. “Me ahorro USD 4 por viaje y nadie me molesta”.

Esta modalidad también funciona en barrios altos como La Argelia, Santa Bárbara, Toctiuco, El Placer, Pisullí, entre otros. El costo es de USD 25 centavos. También está el Comité del Pueblo, Cochapamba, la Cima de la Libertad, La Floresta (hasta Cumbayá), entreotros.

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