52% de subempleados lleva así hasta 10 años

Me hubiese gustado tener un trabajo. Las circunstancias de la vida me obligaron a laborar independientemente”. Fernando Caiza, comerciante autónomo en Quito. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO

Me hubiese gustado tener un trabajo. Las circunstancias de la vida me obligaron a laborar independientemente”. Fernando Caiza, comerciante autónomo en Quito. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO

"Me hubiese gustado tener un trabajo. Las circunstancias de la vida me obligaron a laborar independientemente”. Fernando Caiza, comerciante autónomo en Quito. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO

La mayor cantidad de ciudadanos en situación de subempleo ha permanecido en esta condición entre 1 y 10 años.

A junio de 2017, 1,6 millones de personas estuvieron en el subempleo; es decir, 390 860 más que en el mismo mes del año pasado, según la última encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

De todos los trabajadores en esa condición, el 52,6% lo ha hecho entre 1 y 10 años. En este grupo hay profesionales que no encuentran empleo en su carrera, trabajadores informales, entre otros.

Dos causas explican que la gente permanezca en esta situación tanto tiempo.

La primera es un modelo económico sostenido en la fuerte inversión pública y no en el dinamismo privado en los últimos diez años y, segundo, la falta de preparación académica de algunos trabajadores.

El Estado fue el motor de la economía en la última década, gracias a los abundantes ingresos petroleros, que permitieron generar fuentes inversiones y, con ello, fuentes de empleo. Pero estos duraron lo que duró el alto precio del crudo, dijo Wilson Araque, director del Área de Gestión de la Universidad Andina.

El hecho de que la mayor proporción de subempleados esté en esta situación entre 1 y 10 años evidencia que el subempleo es un problema estructural del país, consideró el catedrático.
Al mismo tiempo la población económicamente activa creció, pero ni el sector público ni el privado tuvieron la capacidad para generar y sostener las plazas de trabajo.

Para Roberto Aspiazu, director del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), es necesario que el Gobierno desarrolle un programa económico sustentado en la austeridad fiscal. La idea es reactivar el aparato productivo para generar trabajo formal y a largo plazo.

Los trabajos que se generan en el subempleo ofrecen pocas condiciones de estabilidad y sueldos menores que el básico de USD 375.

Walter Ávalos,
por ejemplo, trabaja desde hace dos meses para una empresa de telecomunicaciones como vendedor de servicios de Internet, telefonía y televisión por cable. Lo hace durante seis horas al día y gana únicamente por comisiones.

Este ingeniero en Administración y Ventas gana alrededor de USD 300 al mes y pocas veces llega al salario básico.

Durante los últimos cuatro años siempre ha trabajado bajo comisiones y nunca con contrato fijo. Desearía tener un trabajo estable que le permita ganar más y cumplir con una jornada de trabajo. En su caso ha aceptado el empleo que tiene ahora porque no ha encontrado mejores opciones.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) explica que el subempleo revela cómo la capacidad productiva de la población en edad de trabajar está subutilizada.

José Borbor (40 años), quien ahora cuida autos en Guayaquil, no ha podido encontrar empleo por siete años. Su jornada es de 09:00 a 15:00, de lunes a viernes, en los que puede llegar a ganar USD 10, aunque obtiene USD 5 en los días más complicados.

Como él, los subempleados obtienen bajos ingresos, explicó Carlos Castellanos, dirigente gremial de los trabajadores autónomos. Otra de las características de las personas en este segmento es que trabajan en empleos esporádicos.

Borbor, por ejemplo, ha laborado como asistente en una óptica y vendiendo en la Bahía. Él quisiera encontrar un trabajo formal, ya que el último fue en una floristería, pero la empresa cerró.

La falta de preparación académica también influye en la búsqueda de un empleo de mejor calidad. En este último caso se encuentra Fernando Caiza (28 años), quien trabaja como vendedor ambulante desde que tenía 18. Aprendió el negocio de sus padres, quienes comerciaban productos en el mercado de Santa Clara (norte de Quito).

Ayer, 18 de julio, en el playón de La Marín, mientras vendía gelatinas contaba que tuvo que dedicarse a esta actividad para sostener su propio hogar. Quisiera tener un empleo formal, pero no pudo terminar el colegio y sin el título de bachiller las empresas no lo quieren contratar.

Trabaja de lunes a domingo, de 06:00 a 21:00, y puede ganar hasta USD 25 diarios. Dice que hay que cuidar el bolsillo de la gente para que le compren, por lo que siempre ofrece promociones. Ayer comercializaba tres gelatinas en USD 1.

Pese a que obtiene recursos para sostener a su hijo y su esposa, quien también es trabajadora informal, lamenta las complicaciones de su oficio: prohibiciones para vender en la calle, sol o aguaceros, imposibilidad para acceder a los beneficios de la seguridad social, entre otros beneficios.

En contexto
La tasa de subempleo pasó del 16,3 al 20,5% en un año, según los datos a junio del Instituto Nacional de Estadística y Censos. Las personas que han pasado en el subempleo entre 11 y 29 años son el segundo grupo más grande dentro de esta categoría.

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