Sobrevivientes del covid-19 arrancan el 2021 con gratitud

Luis y su hija Elizabeth, quienes se infectaron, tienen motivos para vivir. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Luis y su hija Elizabeth, quienes se infectaron, tienen motivos para vivir. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Luis y su hija Elizabeth, quienes se infectaron, tienen motivos para vivir. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

El coronavirus los afectó gravemente. Durante varias semanas permanecieron en los hospitales, con pronósticos reservados. Unos días mejoraban y otros no. “La batalla fue dura; sobrevivimos, por lo que empezamos este 2021 con fe y agradecimiento”, coinciden cinco personas que enfrentaron este mal que a lo largo del 2020 paralizó al mundo.

En Ecuador, el número de personas que se recuperaron de esta enfermedad llega a 184 507. Es decir, cerca del 88% del total de infectados, que ya superan los 214 000, según el Ministerio de Salud Pública.

Raúl Muñoz, de 61 años, está en el grupo de sobrevivientes. En abril, este asesor administrativo sintió un malestar leve. Sudaba mucho, por lo que decidió hacerse un test PCR.

La demanda -cuenta- era alta, por lo que el resultado no llegó rápidamente. Acudió al Hospital Quito Sur, del Seguro Social, para consultar qué pasaba. “Desde ese día empezó mi calvario. Entré caminando y no volví a salir”.

Raúl permaneció 71 días en la unidad de cuidados intensivos (UCI). “Cuando desperté, no podía hablar, escribir, moverme o comer solo”.

Su motivación fue su familia: dos hijos y esposa. Anhelaba abrazarlos. “Mi sueño se cumplió; estoy con ellos en casa”.

Esta dura experiencia -dice- sirvió para establecer mayor conexión con sus seres queridos y valorar la vida. “Comienzo el año agradeciendo a Dios. Estoy con quienes más amo”.

Además -relata- debe seguir con su recuperación. Aún tiene secuelas. Cuando sube las gradas o camina se agita. Y quisiera dejar el oxígeno.

Raúl Muñoz, contagiado de 61 años, recibe el apoyo de su hijo Kevin. Foto: cortesía

Fernando Gualpa, neumólogo de 35 años, tuvo igual motivación: vivir por su esposa y su hija que estaba en camino.

El 23 de noviembre ingresó a una casa de salud con dificultades respiratorias, fiebre y secreción nasal. De inmediato fue trasladado a UCI, en donde permaneció por 14 días; siete de ellos estuvo intubado.

“Cuando me conectaron solo pensaba en luchar para ver a mi primera hija que estaba por nacer y a mi esposa”.

Un día después de su ingreso al sanatorio, Noa Rebeca nació. “Solo quería abrazarla”.

Hace una semana, ese sueño se cristalizó. Fernando, nacido en Santo Domingo, recibió el alta y pudo tener en brazos a su pequeña. “Me siento tan agradecido por esta segunda oportunidad de vida. Este 2021, mi familia y yo comenzamos con pie derecho”.

Fernando también espera retomar sus actividades como profesional de la salud; aunque cree que no podrá atender de inmediato a contagiados, por el riesgo de reinfección. “No temo; anhelo seguir curando”.

Romel, otro sobreviviente de 39 años, recuerda con emoción su salida del hospital. Él permaneció durante 13 días en UCI, debido a sus dificultades respiratorias. “La recuperación es lenta, pero siento alegría, ya que sigo vivo”.

Para este auxiliar de enfermería, superar esta etapa significa un impulso para cumplir con sus metas. “Hace dos años dejé el hospital para dedicarme a mi negocio de dotación de oxígeno, por lo que en este 2021 espero fortalecerlo y trabajar con más ahínco”.

Romel también se dedicará a recuperar su salud y mejorar su nutrición. Cuando ingresó al hospital era obeso. “Perdí 15 kilos y mucha masa muscular. Deseo mantener mi peso. Haré más actividad física para estar sano; compré una caminadora y una bicicleta para ejercitarme y sentirme más saludable”.

Luis Chicaiza, de 72 años, sufre las consecuencias de este mal; aún está conectado a oxígeno. Tras ingresar al Hospital Pablo Arturo Suárez, en donde permaneció 15 días, su familia supo que el hombre acarreaba una enfermedad pulmonar causada por años de trabajo en carpintería. Eso agravó el cuadro de covid-19 y sus pulmones quedaron muy afectados.

A esto se suman 30 cálculos que tiene en su vesícula, que le causan severos cólicos. Necesita ser operado, cuenta su hija Elizabeth, quien también se contagió con el virus, luego de un funeral al que asistió junto a su padre Luis.

La mujer, de 45 años, desarrolló una enfermedad leve. Tuvo dolor de cabeza y de cuerpo y no podía percibir olores. Por ello decidió atender a su padre. Mientras, sus cuatro hermanos cuidaban a su madre, también adulta mayor.

Por eso, dice, ella y su familia aprendieron que el covid-19 es una enfermedad que le puede dar a una sola persona. Pero que la recuperación depende de la colaboración de todos. Empiezan el nuevo año con fe y esperanza.

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