En el examen de habilitación profesional para graduados de tercer nivel en ciencias de la salud, en agosto. Foto: Caces
Al salir de Cuba, Mario (nombre protegido) se propuso laborar como oftalmólogo en Ecuador. Llegó en mayo del 2015 y tras cinco meses lo contrató un hospital del IESS.
Esto lo logró gracias a su subespecialización. Se encarga del diagnóstico, atención y tratamiento de pacientes con cáncer o tumores oculares; y patologías que afectan las vías lagrimales, órbita y alteraciones de los párpados y anexos.
Se formó más de 10 años. En Cuba, relata, para ser médico general se estudia seis años. Luego vienen dos años de rural y la especialización. Las quirúrgicas duran hasta seis años y las clínicas hasta cuatro.
La búsqueda de estabilidad lo impulsó. Ganaba poco; hoy al mes supera los USD 2 600.
Ayer 13 de noviembre del 2019, atemorizados y pidiendo guardar sus nombres en reserva, algunos profesionales cubanos hablaron tras el anuncio del martes de la ministra de Gobierno, María Paula Romo. No se renovarán -dijo- los convenios por los que el régimen anterior contrató a especialistas cubanos, desde el 2009.
Para voceros de gremios profesionales, académicos y exfuncionarios del Ministerio de Salud es necesario que se trate este tema de forma técnica. Y que se evite politizarlo.
Ayer, la ministra Romo confirmó que la decisión es una secuela de las protestas del 3 al 13 de octubre, originadas por las medidas económicas.
Al revisar la participación internacional en el paro dieron con el convenio entre los ministerios de Salud de Cuba y Ecuador. Pero Romo aclaró que las contrataciones no dependerán de la nacionalidad del médico, solo buscan funcionarios que sirvan al país.
Afiliados esperaban sus turnos en el área de Oftalmología de un hospital del IESS, ayer. Foto: EL COMERCIO
Más allá de esa última decisión, los consultados dicen que Catalina Andramuño, titular de Salud, debe presentar cifras sobre cuánto personal local y extranjero trabaja en el sistema público. Además, especificar cuál es la brecha de especialistas y cuándo se cerrará.
Fernando Cornejo, quien fue viceministro de Salud en el 2017, contó que hasta ese año el número de médicos extranjeros no llegaba al 2% del total. Y ellos -apunta- no estaban reemplazando o quitando las plazas en todas las ramas.
“En general ocuparon plazas en casas de salud alejadas de capitales o en especialidades en donde había déficit, por ejemplo oftalmólogos”.
Para Cornejo, no hay que politizar un tema de provisión de servicios. Como dicen colectivos internacionales -anota- todos somos migrantes.
En los noventa -recuerda- muchos médicos ecuatorianos fueron a Chile y sería terrible que fueran expulsados por motivos ajenos al trabajo.
El cubano Reginaldo Sarria trabaja en el área de trasplante renal del Hospital Eugenio Espejo desde hace más de dos años. Él y dos compatriotas dicen “respetarán las decisiones del Gobierno ecuatoriano”.
Sarria no tiene ningún familiar en Ecuador. Solamente espera la terminación definitiva y formal de sus tareas.
En la Embajada de Cuba se negaron a comentar sobre la decisión. Y pidieron buscar información en la Cartera de Salud. Ayer la ministra Andramuño, se dijo, daría una rueda de prensa, pero no la dio.
Alberto Narváez presidió la Federación Médica Ecuatoriana, hace seis años. Comenta que “al inicio llegaron especialistas de verdad, pero luego todo se desnaturalizó; muchos vinieron por su cuenta, sin convenio”. Ese es el punto, que le parece, se debe revisar.
¿Por qué? Salud informó, el martes, que 347 plazas ocupadas por cubanos del convenio serán cubiertas por ecuatorianos. Pero Narváez señala que hablar de 400 profesionales de salud de ese país no es nada.
Según Narváez, se debe analizar cómo se revalidaron los títulos en el marco de cooperación internacional Hipólito Unanue. Su preocupación se origina en que algunos cubanos tenían título de especialista nivel uno, por ejemplo en traumatología. Y eso en su país lo sacaban con un semestre de estudios, mientras acá implican tres o cuatro años.
Los médicos cubanos llegaron al país en mayor número en el 2009, a la Misión Manuela Espejo, que encabezó el actual presidente Lenín Moreno.
En ese año arrancó un programa piloto en Cotopaxi, con médicos cubanos. Llegaron 10 genetistas de alto nivel, reseña el genetista Milton Jijón, quien encabezó esa misión. También hubo 600 “defectólogos, sin preparación médica suficiente”, según su opinión.
La mayoría estaba sobre los 30 años y recibía un estipendio que alcanzaba los USD 340.
“Hubo profesionales cubanos que vinieron tercerizados, con el convenio”, explicó Víctor Álvarez, presidente del Colegio Médico de Pichincha. “El sueldo era el mismo que los ecuatorianos. Pero con un rubro se quedaba su Gobierno”.
Sobre el tema, Fabián Solano comentó “el sistema cubano se basa en la solidaridad”. Fue embajador de Ecuador en Cuba entre 2016 y 2017. Y dijo el convenio era cosa del MSP. No sabe cuántos médicos extranjeros hay en el país.
En agosto, al reciente examen de habilitación profesional para médicos, odontólogos y enfermeros se presentaron 11 600 graduados. En Medicina hubo 3 802; de ellos 2 317 nacionales; 973 venezolanos y 471 cubanos, entre otros. Eso según Ana Lucía Ruano, del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Caces). El examen se toma desde el 2014 en el país.