Una pared del mercado de Gualaquiza se cuarteó y los técnicos del Municipio recomendaron tumbar un área de 4m2. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Confusión, miedo, nerviosismo y pánico. Así fue el día de los habitantes de Morona Santiago, luego del fuerte sismo que se sintió a las 05:17 del pasado viernes 22 de febrero de 2019. “Ya pasó el susto” se decían los vecinos y amigos que se encontraban en la calle y comentaban sobre los tres fuertes temblores que hubo en su provincia y en Guayaquil.
Morona Santiago fue sacudida por un sismo de 7.6 grados, cuyo epicentro fue a 50 km de Taisha, según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. Tres minutos después hubo una réplica de 6.1 grados. El de Guayaquil se presentó a las 05:40 y su magnitud fue de 5.9 grados.
Patricio Ramón, técnico del Instituto Geofísico, explica que el primer movimiento es considerado como un terremoto, pero no ocasionó graves daños, porque se originó a 140 kilómetros de profundidad. Estos fenómenos se deben al movimiento de la placa Oceánica (Nazca) por debajo de la Sudamericana; lo que hubo fue una liberación de energía acumulada.
A Martha Coronel, de 59 años, el primer remezón la sorprendió dormida en su casa del centro de Gualaquiza. En esa ciudad, cinco personas resultaron heridas y hubo daños materiales leves en el hospital, el mercado y la iglesia.
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Ella no suele asustarse con los temblores. Pero esta vez fue fuerte y se alarmó por los gritos de los vecinos. “Fue intenso”, comentaba a las enfermeras del hospital de Gualaquiza. Al salir rápidamente de su casa se cayó y sufrió una luxación de su tobillo derecho.
Cuando llegó a la calle le impresionó el pánico. Fue trasladada por su familia al hospital. Allí también había agitación. 27 de los 32 pacientes y 10 médicos y enfermeras evacuaron. “Estaban nerviosos y algunos rezaban, para que no ocurrieran más réplicas”.
Ángel Jiménez, de 79 años, recuerda que las enfermeras le decían: “Don Ángel camine rápido que se nos cae el techo”, pero no podía, por su problema de asma bronquial.
Seis baldosas del pasillo entre emergencia y hospitalización se rompieron. Ese informe fue remitido por la directora del hospital, Alexandra Yaguana, a la coordinación Zonal 6 del Ministerio de Salud. Pasadas las 06:00, los pacientes regresaron a sus habitaciones y se retomaron las actividades.
A esa hora, el personal del Cuerpo de Bomberos inspeccionaba el mercado municipal que tiene una cuarteadura en la parte frontal. Allí laboran 100 comerciantes, pero cuando ocurrieron los sismos no había más de 20.
Jacinto Cobos, de 42 años, llevaba un racimo de plátano a su puesto de frutas. Sintió que se movía todo y escuchó ruidos subterráneos como si se quebraran las cosas. “Fue fatal, corrí hacia la calle”.
En la pared cuarteada se colocaron cintas amarillas. Los técnicos del Municipio inspeccionaron y recomendaron tumbar ese espacio de 4 m2.
En otros cantones de Morona Santiago hay daños en paredes y columnas como en el Subcentro de Salud de Wampuik, ubicado en Taisha. Además, se desprendió una parte de la losa del techo de la Dirección Distrital de Educación, y hubo un derrumbe en la vía Méndez-Guarumales-Paute.
En Azuay también hubo daños en Sígsig y Gualaceo. En el primero colapsó parte del muro del cerramiento de adobe del Cementerio Municipal. En Gualaceo, tres viviendas registran cuarteamientos.
El sismo en Guayaquil
Grietas en paredes, ventanales rotos y desprendimiento de mampostería fueron las principales consecuencias de los sismos en viviendas de Bastión Popular, el Cerro del Carmen, edificios de la zona céntrica y en los Sauces, donde dos departamentos tuvieron afectaciones parciales. Los túneles de los cerros Del Carmen y San Eduardo fueron cerrados por casi dos horas para inspección.
Los dos primeros sismos se sintieron con fuerza y durante un período prolongando. A las 05:17, familias enteras salieron de sus casas. “Estábamos en el piso 12. Pensamos que no sería tan fuerte pero luego preferimos salir”, contó Carlos Mero. Él vive en un edifico ubicado en 9 de octubre y Esmeraldas.
Otras personas, como el guardia de seguridad Mario Rocafuerte, se trasladaban a esa hora a sus trabajos.
En el pediátrico Francisco de Icaza Bustamante, del Ministerio de Salud, los 309 niños del área de hospitalización fueron trasladados a la planta baja. Ese lugar sufrió leves fisuras en el área de Oncología.
El Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias informó que en el país hubo nueve heridos (cinco en Morona) y afectaciones en 22 viviendas, 26 bienes públicos, 5 bienes privados, 3 centros de salud, 26 unidades educativas y 4 direcciones distritales.