Un hombre y un niño cruzaron este viernes 22 de noviembre del 2019 por la Simón Bolívar. La vía carece de paradas de buses y de pasos peatonales. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Han pasado 17 meses desde que la administración municipal anterior inauguró con bombos y platillos la extensión de la avenida Simón Bolívar. Son 13 km desde el intercambiador de Carapungo hasta San Antonio de Pichincha, en el norte.
La vía -cuyo costo alcanzó los USD 130 millones– se abrió a la circulación vehicular el 15 de junio del 2018 y beneficia a unas 380 000 personas de 22 barrios. Las parroquias de Calderón, Pomasqui y San Antonio de Pichincha son las más aventajadas, pero también aquellos vehículos que ingresan a la ciudad desde el occidente y no desean cruzar por el norte de la capital.
La arteria vial cuenta con seis carriles, una ciclovía, redondeles, parterres arborizados y soterramiento de cables. Los vecinos y usuarios señalan que la carretera es de gran utilidad, pues anteriormente movilizarse desde la Mitad del Mundo, pasar por Carcelén y llegar hasta Carapungo tomaba cerca de 45 minutos en hora pico. Ahora, el trayecto toma unos 12 minutos.
Con la integración de este tramo, la avenida Simón Bolívar se constituye en el cinturón vial periférico oriental más largo de la ciudad de Quito, que supera los 55 kilómetros, y posibilita dos salidas o ingresos a la ciudad desde y hacia las provincias del norte andino o la región Costa.
Sin embargo, hay algo que preocupa a los moradores de barrios como San Francisco del Norte, Los Eucaliptos, Los Olivares, Santo Domingo de Carretas, Valle Monte Real, Lirios de Carcelén, La Planicie, San José de Morán, entre otros. Vecinos y conductores coinciden en que faltan las obras complementarias como la construcción e instalación de las luminarias y pasos peatonales elevados.
El día que se inauguró la extensión, el Municipio indicó que estos trabajos (seis puentes peatonales y el sistema de iluminación soterrado) se realizarán a corto y mediano plazos, a través de un crédito que ya había sido aprobado. Pero ha pasado un año y cinco meses y no se ven resultados.
Durante este tiempo, la Epmmop colocó reductores de velocidad y semáforos en ciertos tramos. Además, un radar de control de velocidad (se calcula que más de 113 000 vehículos circulan cada día).
Pero los moradores piden que el Cabildo cumpla con la oferta de iluminar tanto la vía como las calles aledañas, pues en las noches hay mucha inseguridad y los robos y asaltos se han incrementado. Víctor Peña, del barrio Unión Nacional, creado hace 25 años, dice que han enviado oficios a la Alcaldía solicitando la construcción de pasos peatonales elevados, reductores de velocidad y el adoquinamiento de calles.
El mismo problema enfrenta el barrio Santa Rosa. Delia Sánchez dice que hace un año la anterior Alcaldía les ofreció un paso peatonal y alumbrado público, pero eso no ha ocurrido. Shirley Casanova, del barrio Bella María, sostiene que la av. Simón Bolívar es de alta carga vehicular, sobre todo camiones, y la falta de un puente peatonal pone en riesgo la seguridad de niños, mujeres y adultos mayores que tienen que cruzar la vía.
La Epmmop informó que, en su nueva administración, está contemplada para el 2020 la culminación de 5 pasos peatonales elevados. Además, con la Empresa Eléctrica Quito analizan un convenio para instalar alumbrado público, cuya red será soterrada.
Según la Epmmop, el monto de los proyectos es de USD 20 millones: el rubro de la iluminación asciende a 17 millones, los pasos peatonales elevados 2 millones y la señalización 1 millón. La empresa indicó que las obras no se ejecutaron porque estaban sujetas a un crédito externo que gestionó la anterior administración, pero este no se viabilizó. Informó que han mantenido acercamientos con las comunidades para conocer la ubicación adecuada de los puentes peatonales.