Un olor nauseabundo impregna el aire pesado de la frontera. Es poco más del mediodía y en el canal internacional de Zarumilla, en la frontera con Perú, el calor no da tregua. Entre la pestilencia y el sofocante calor, hombres y mujeres deambulan como hormigas de un lado a otro del canal, el límite físico entre el cantón Huaquillas, en el sur de la provincia de El Oro, y el vecino poblado peruano de Aguas Verdes.
Los hombres se lanzan tanques y canecas de plástico, desde triciclos acondicionados con plataformas de madera. El agua turbia que fluye por el canal facilita el traslado de los envases.
El canal binacional, un acueducto de 17 kilómetros de extensión, es el eje de uno de los principales ilícitos fronterizos, el contrabando de combustibles.
Los contrabandistas no se inmutan ante la presencia de la cámara. No hay tiempo que perder. Unos tablones colocados sobre el canal permiten a otros contrabandistas trasladar tanques de gas de uso doméstico ecuatorianos hacia suelo peruano. Según los comerciantes de Aguas Verdes, de ese lado el cilindro ecuatoriano de 15 kilos triplicará su valor.
El 2011, la Unidad de Delitos Hidrocarburíferos de la Fiscalía de El Oro conoció 300 denuncias por comercialización ilícita de combustibles. En los primeros dos meses del 2012, las denuncias ya sumaban 35. “El control al contrabando del combustible no solo depende del esfuerzo policial. Es un delito que compromete a mucha población, en ambos lados de la frontera”, asegura Julián Román, jefe policial de Piura, norte del Perú.
A inicios de marzo pasado, la Policía ecuatoriana ejecutó un operativo sorpresa en Huaquillas para cerrar locales de acopio de combustibles ubicados a lo largo del canal internacional. Se produjeron detenciones y decomisos de tanques de gas.
La permeabilidad en la frontera facilita no solo el contrabando de combustibles. Según las policías de Ecuador y Perú, el crimen organizado opera en la frontera sur a través de la trata de personas y explotación sexual, el narcotráfico, y el robo de vehículos.
Carlos Vera Chávez, fiscal Antinarcóticos de El Oro, estimó que al menos 140 pasos clandestinos, entre vías carrozables y trochas, permiten a contrabandistas y narcotraficantes sortear los controles policiales en ambos países.
“Ecuador se encuentra en el centro de la producción de droga, En El Oro se han encontrado algunos laboratorios de refinamiento de pasta básica para convertirla en clorhidrato de cocaína”, sostiene el fiscal Vera Chávez.
El Oro tiene 48 kilómetros de frontera con Perú, que incluye islotes y manglares. “Esas zonas son aprovechadas para trasladar drogas, en lanchas rápidas y otros mecanismos”, manifiesta.
La semana pasada, durante una reunión binacional de fiscales y policías de Ecuador y Perú, los participantes expusieron otro ilícito que, consideraron, resulta muy grave: la trata de personas para fines de explotación sexual.
El 2011 se registraron 32denuncias en la Fiscalía de El Oro por ese delito. Este año, hasta febrero, sumaban 13.
Carlos Gutiérrez, fiscal de la provincia de Sullana, en el norte del Perú, sostuvo en esa cita que la falta de control migratorio en la zona de frontera facilita el paso de personas -menores de edad- para ser obligadas a prostituirse. “Sobre esta problemática es necesario el intercambio de información en tiempo real. En un operativo reciente en Sullana encontramos a cuatro ecuatorianas y una colombiana prostituyéndose sin documentos. Al parecer su acceso es muy sencillo”, mencionó el fiscal peruano.
El robo de vehículos en la frontera sur también es visto como preocupante para la Policía. Las estadísticas revelan que casi el 10% de los 4 523 denuncias de vehículos robados en el país el 2011 corresponden a El Oro. Según la Policía, esos vehículos saldrían para su venta en Perú a través de las mismas rutas utilizadas para el contrabando de combustibles y el narcotráfico.
En la cita binacional, que concluyó el viernes en Machala, fiscales y policías acordaron una mayor colaboración contra esos. Sugirieron, entre otras cosas, reforzar la zona con policías especializados.
Acuerdos binacionales
Policías y fiscales fronterizos acordaron establecer puntos de enlace, para intercambiar sistemas de información y de identificación de pasado judiciales de sospechosos.
El intercambio entre las fiscalías de ambos países de información sobre las detenciones de droga para poder estadísticas.
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