Médicos inspeccionan el nuevo laboratorio de la Facultad de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad Tecnológica de Budapest. Foto: EFE
La pandemia de covid-19 ha puesto de relieve los servicios de salud en todos los países y refleja cómo ahora su papel es más protagónico en el momento de salvar vidas. Precisamente, por el avance del virus, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se planteó esta pregunta: ¿hay suficientes trabajadores de la salud para atender este incierto escenario? Pues la respuesta es que ahora es cuando más profesionales del área se requieren.
Hasta antes de la pandemia, y con base en las proyecciones derivadas del desarrollo tecnológico, el debate sobre el futuro del trabajo giró en torno a que el mercado laboral se encontraba sumergido en un proceso de cambio, en el que los nuevos empleos están marcados por el desarrollo digital.
Además, se acuñó el criterio de que los jóvenes de hoy no saben si lo que estudian actualmente les servirá para el futuro, porque muchos se están formando en profesiones que están abocadas a desaparecer.
Debido a la automatización, entre 400 y 800 millones de trabajadores podrían ser desplazados de sus puestos de aquí hasta el 2030, según un estudio conjunto de McKinsey Global Institute, Universidad de Oxford y Banco Mundial. Este informe, publicado en el 2017, también señala que un 75% de las profesiones del futuro todavía no se han inventado, la mayoría relacionadas con los avances tecnológicos.
Los futurólogos del mercado laboral sostienen que los sectores más prometedores en el mediano plazo serán aquellos relacionados con las tecnologías de la información, los servicios financieros, la digitalización, las energías renovables, la ciberseguridad. Un poco más abajo, en las listas que se elaboran para saber cuáles serán las profesiones del futuro, está la sanidad pública.
El especialista Manuel Jabois sostiene en diario El País de España que las profesiones de la salud no están en el ‘top’ de las carreras del futuro, ni en los oficios con los mayores salarios. Al contrario, asegura, el sector de la salud en muchos países -por lo general- está con los presupuestos en contra y siempre hay necesidades que atender. Pero ahora está en la primera fila para salvar vidas.
A lo largo de la historia, la importancia de la asistencia médica ha sido vital. Al principio de la civilización, hace 4 000 años a.C. la ‘medicina’ mesopotámica estaba basada en la magia contra los espíritus malignos; la ‘medicina’ egipcia tenía ribetes de ‘mágico-religiosa’. El inicio de la medicina científica se centró en la aparición en Grecia de Hipócrates. La medicina medieval combatía pequeñas dolencias, sin embargo poco pudo hacer contra las grandes epidemias que asolaron a la humanidad. A partir del siglo XVII y de la ilustración, se dieron avances y se empezó a democratizar la ciencia. En el siglo XX, sin duda el impacto de la vacunación fortaleció la política en salud.
Retornando a la época actual, la necesidad de tener más profesionales de la salud no necesariamente está relacionada con la emergencia mundial que se vive por el covid-19.
Un estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que para el año 2040 se necesitarán, en América Latina y el Caribe,
3 millones de médicos y 8 millones de enfermeros adicionales a los que hay en la actualidad. Entre las razones que se detallan en el informe publicado en el 2019 se destaca que muchas de las tareas que efectúan estas dos ramas profesionales, exigen una serie de habilidades interpersonales, que difícilmente pueden ser reemplazadas por la inteligencia artificial (IA).
Además, se toma en cuenta el envejecimiento de la población. En la región, en promedio, el 3,8% de la población tenía 65 años o más en 1960; en 2015, esta proporción era de 7,2%, y se estima que en 2040 llegará a 14,4%. Consecuentemente, la población de adultos mayores se duplicará en los próximos 20 años, según el estudio del BID.
En el área de la salud, las mujeres representan el 54% de los médicos en la región y ocupan el 85% de los puestos de trabajo en el campo de la enfermería.
“Enfermeras y enfermeros son la columna vertebral de cualquier sistema sanitario y hoy muchos de ellos se encuentran en el frente de la batalla contra el covid-19”, destacó con ocasión del Día Mundial de la Salud (7 de abril), el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Esta agencia de las Naciones Unidas, junto al Consejo Internacional de Enfermeras (ICN), publicaron su primer informe sobre el estado de esta profesión, en el que se señala que, aunque entre 2013 y 2018 el número de enfermeros y enfermeras aumentó globalmente en 4,7 millones, aún es insuficiente. “Sin enfermeros y enfermeras, y otros trabajadores sanitarios, los países no pueden ganar la batalla contra las epidemias, lograr la cobertura sanitaria universal o los objetivos de desarrollo sostenible”, concluyeron las entidades.
Pero lo que sí tiene certezas es que el desarrollo tecnológico ayudará a dar más soporte a las profesiones de la salud. El desarrollo de robots, minirrobots, incorporación de chips en el ser humano, análisis predictivo de datos, impresoras 3D, telemedicina, tratamientos con realidad virtual, reproducción de órganos, se constituyen en herramientas vitales en la atención al paciente.
Con estas ‘facilidades’ se prevé que los médicos agilitarán sus tareas rutinarias como la revisión de exámenes y de historias clínicas, diagnósticos de prescripción de medicamentos -ya no preguntarán en cada consulta si es alérgico a determinada medicina-, de eso se dedicarán las máquinas.
Daniel Kraft, médico futurista y director del programa de medicina exponencial de Singularity University, sostiene que la medicina será mucho más interdisciplinaria y requerirá que los estudiantes de esta profesión aprendan otras cosas además de la medicina tradicional. “Se deberán acostumbrar a trabajar con científicos, analistas de datos e ingenieros que hasta ahora no tenían un sitio en los consultorios médicos”, asegura Kraft.
Mientras se afianza este nuevo escenario laboral para el profesional de la salud, lo más cercano a la reivindicación de su trabajo actual en ‘primera línea’, es lo que alistan organizaciones sindicales españolas y la denominan la ‘Primera manifestación virtual del 1 de Mayo’. Todo, gracias al covid-19.