María Fernanda tiene grabada en su memoria la fecha: 5 de abril del 2014. No es un día cualquiera. Esa mañana dio a luz a su hija, Salomé. Desde entonces solo la ha visto en tres ocasiones.
Su expareja se la llevó de la clínica al nacer y la inscribió con su apellido y el de otra mujer. El caso se dirime ahora en los juzgados y se ha viralizado en las redes sociales con un hashtag: #SaloméConSuMamá.
Este miércoles 29 de abril, un año después del nacimiento de Salomé, se desarrolló en Quito una audiencia de impugnación de maternidad en la Unidad Judicial de la Familia, ubicada en la av. Veintimilla y Reina Victoria. ONG’s de Derechos Humanos llegaron con carteles blancos: “Una niña pequeña necesita a su mamá”, “justicia para María Fernanda”, “María Fernanda debe estar con Salomé”, se leía.
Desde octubre pasado, María Fernanda pide solo una cosa a las autoridades: el permiso judicial para acceder a un examen de ADN. Quiere demostrar que Salomé salió de sus entrañas, para que esta “pesadilla”, como la llama, termine.
Colectivos de mujeres y de DD.HH. llegaron este miércoles 29 de abril a la Unidad Judicial de la Familia, donde se realizó una audiencia de impugnación de maternidad. Foto : Diego Pallero / EL COMERCIO
Por ahora, ese pedido está en el aire. El argumento jurídico pesa más. No hay vía libre para el análisis genético porque su expareja y su mujer constan como padres legales de la pequeña. Se niegan al examen.
La ‘pesadilla’ inició aquel 5 de abril del 2014. María Fernanda estaba embarazada y su entonces pareja, quien durante el embarazo la había acompañado, la llevó a una clínica de Quito.
Los médicos la examinaron y le hicieron una cesárea. De la cirugía solo recuerda cuando su hija empezó a llorar. “No la volví a ver. Sábado, domingo y lunes pasé en la clínica. Nunca me permitieron verla”.
Mientras relata esas horas de incertidumbre, sus ojos se humedecen. “Soy su madre biológica. La inscribieron ilegalmente”, insiste María Fernanda. En este tiempo ha rogado y suplicado a su expareja que le devuelva a la pequeña. “Demuestra que es tu hija; ese día te la vas a llevar”, le responde siempre el padre
Desde ese 5 de abril, María Fernanda buscó ayuda, pero al escuchar su historia no le creyeron. Ahora el Departamento Jurídico de la Universidad Católica la está asesorando. ONG’s de mujeres también la apoyan.
Ana Vera integra el Centro de Apoyo y Protección de los Derechos Humanos. Ella asegura que lo que hicieron es un delito. La expareja argumentó en los juzgados que María Fernanda abandonó a su hija. “Si la hubiera abandonado, ellos debieron haber hecho un procedimiento adecuado. Lo que hicieron es una ilegalidad absoluta. La registraron ilegalmente”, cuestiona Vera.