Propietarios de locales comerciales y residentes del barrio La Gatazo se quejan de los robos y asaltos de los que son víctimas en ese sector del sur de Quito. Foto: EL COMERCIO
El local de soluciones informáticas y pagos de servicios de Juan Carlos, ubicado en la calle Pilaló, en La Gatazo, en el sur de Quito, permanece cerrado con rejas.
Solo atiende por una ventanilla de 20 por 20 centímetros. “Vecino, buenos días, quiero hacer un depósito”. La cliente se ubica frente al propietario, mientras Juan Carlos la atiende la tarde de este martes 5 de enero del 2021.
La transacción es grabada por una cámara de video que él colocó justo a la altura del rostro de sus clientes. “Me han dado buenos resultados el haber instalado estos sistemas”, dice el joven.
Desde inicios de la pandemia del covid-19 reforzó la seguridad de su negocio a raíz de un robo violento que sufrió. Cuenta que dos personas armadas ingresaron, bajaron la puerta enrollable y le robaron una suma grande de dinero. Luego huyeron en un taxi que los esperaba.
Desde entonces Juan Carlos no recibe a su clientela en el local, todos deben hablarle desde la calle. “Todo el tiempo hay robos en este barrio”, se queja el joven, quien ya tiene ocho años trabajando en ese sector.
A pocos metros de su local hay una tienda que pertenece a su vecino, Alcides. Él también ha sido víctima de la delincuencia. El último robo sucedió el sábado 2 de enero pasado.
En su celular guarda las imágenes de lo sucedido. La grabación muestra a dos personas, un hombre y una mujer, quienes se acercan con cautela a la camioneta de la hermana de Alcides, estacionado afuera de la tienda.
Primero pasa el hombre y en unos segundos abre la puerta del conductor mientras el dueño del vehículo descarga unas cajas de la cajuela.
Minutos después se mira al mismo hombre que regresa cerca de la camioneta, mira y revisa lo que hay en el interior. Más tarde es el turno de la mujer. Ella finge ser del barrio ya que viste un pijama como si hubiera salido de su cama a la tienda. Cuando está cerca del vehículo, regresa a ver y al no verse vigilada abre la puerta y saca del interior dos carteras.
En una de las prendas estaba un celular. “Nosotros estuvimos dos horas con la Policía rastreando el teléfono. Pudimos dar con una ubicación. La señal salía de una casa en La Michelena, pero cuando les pedimos a los Policía que ingresaran dijeron que no podían, que necesitaban una orden judicial”, cuenta Alcides.
Además, dice que hace unas semanas desconocidos rompieron la ventana de su negocio para sustraerse productos. “Casi todos los días soy víctima de hurtos. Se llevan cosas pequeñas. Por eso hasta las cubetas de huevos debo tener amarradas”.
En Otavalo, la calle paralela, hay más historias que cuentan las víctimas de asaltos. Jorge narra que hace una semana le robaron su celular. “Los delincuentes estaban en una moto. Se paró cuando yo estaba andando en la bicicleta. Me dijeron ‘pasa el celular’. Yo les iba a dar, pero le arrancharon la mochila y se llevaron todo”.
Los vecinos narran haber sido víctimas de romos por parte de desconocidos que se movilizan en autos y motos. Foto: EL COMERCIO
El joven dice que todos los días pasaba por las intersecciones de las calles Otavalo y Mulalillo, que están llenas de negocios, pero ahora se desvía por un callejón por temor a ser asaltado de nuevo.
Carolina vende salchipapas en la calle Otavalo. Asegura que todos los días escucha sobre robos. “Ayer no más vi un carro plomo con cuatro personas. Se paró y bajaron dos. Les arrancharon los celulares a unos jóvenes y se fueron en el vehículo”.
Según el Ministerio de Gobierno, la inseguridad en Quito aumentó en el 2020. Esto, según el indicador de muertes violentas. La capital pasó de 134 casos en el 2019 a 141 homicidios.
El 48% de homicidios en Quito ocurrieron en dos de sus ocho administraciones zonales que se ubican en el sur: Eloy Alfaro y Quitumbe.