El señor Richard Anzoategui junto a las carrozas de una funeraria en el Suburbio de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
El golpe de la pandemia desatada por el covid-19 dejó huellas en Guayaquil. Este Diario encontró a Richard Anzoategui en el Suburbio, en la 29 y Oriente. Allí está la funeraria con la que trabaja.
Durante los días más críticos laboró en una carroza para trasladar a los cadáveres desde las casas en donde se hallaban. Hubo momento en que también formolizó cuerpos
Aquí su testimonio:
“Con mi hermano mayor, Handerson, trabajamos a tiempo completo en marzo y en abril, los dos meses en los que el virus golpeó con fuerza a la ciudad.
Recuerdo que eran días de desesperación. El teléfono no paraba de sonar desde las 06:00. Con la carroza recorríamos las morgues que están en los hospitales del IESS, del Teodoro Maldonado y del Los Ceibos, del Guasmo, Abel Gilber Pontón y Monte Sinaí.
Ahí retirábamos los cuerpos y los llevábamos hasta el cementerio.
En tiempos normales nos dedicábamos a preparar los cuerpos antes de los funerales. Les vestíamos, les maquillábamos y los llevábamos a las salas de velación.
Pero en la emergencia era otra cosa. Todos eso estaba prohibido por posibles contagios.
El miedo a infectarse siempre estuvo presente, por eso utilizábamos hasta tres guantes y tres mascarillas en cada proceso.
Pese a eso, Handerson se contagió con coronavirus y falleció el 12 de mayo en el hospital del Guasmo Sur.
En esas fechas, en Guayaquil no había ataúdes. Por eso acudí a los colegas de otras provincias para conseguir uno.
No me gusta hablar de esto. Lo único que le puedo decir es que no fui el único que perdió a un ser querido. Nosotros vimos muchos muertos. Eran demasiados (su voz se quiebra).
Lo que vivimos con este virus no se compara con nada. Con mi hermano también fuimos a Pedernales cuando hubo el terremoto.
En ese entonces nos asustamos de ver tantos fallecidos, pero eso no fue nada comparado con lo que ahora vivimos.
Ahora continúo con el negocio y no he pensado dejarlo. Pese a todo seguiré ayudando a que el dolor de la muerte sea menos traumático para las familias”.
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