Los emigrantes enviaron USD 3 891,36 millones a la capital azuaya desde el 2005. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO.
Las remesas son un dinamizador del comercio, construcción y turismo de Cuenca y fueron fundamentales para su crecimiento económico y geográfico. En los últimos 10 años, esta ciudad ha recibido USD 3 891,36 millones, principalmente desde EE.UU., según el Banco Central del Ecuador.
Ese monto representa el 14,2% del total que llegó al país. La capital azuaya, que hoy 3 de noviembre de 2015 cumple 195 años de independencia, es la tercera urbe que más remesas captó luego de Guayaquil y Quito, pero si se analiza frente a su población es la primera. Si se considera la proyección de habitantes para el 2015, cada cuencano recibió USD 6 701 en esa década, el guayaquileño 2 280 y el quiteño 1 553.
El comercio fue el principal beneficiado por el consumo de automóviles, electrodomésticos, tecnología…, dice el director de la Cámara de Comercio local, Jaime Moreno. Por ello se crearon nuevas zonas comerciales como la González Suárez, Racar, Narancay…
Para el coordinador del Grupo de Investigación en Economía Regional de la Universidad de Cuenca, Rodrigo Mendieta, quien publicó el libro ‘Remesas y Disparidades Económicas Territoriales’, si bien la mayoría del dinero fue para la manutención familiar y consumo y en menor medida a la inversión, esos fondos mueven todos los ámbitos de la economía local.
Pero también, dice Mendieta, ocasionó que Cuenca siguiera siendo la más cara del Ecuador. La canasta básica llegó a USD 696 en septiembre y el promedio nacional es de 670,53.
La construcción y el turismo se convirtieron en los sectores más atractivos para las inversiones de remesas. En los últimos tres años se construyeron 20 hoteles en el cantón Cuenca.
Samuel Morocho, de 50 años, es reconocido chef en Manhattan, Nueva York. Con su socio croata Giuliano Zuliani, tienen el restaurante Primola. Salió de Ecuador en 1984 y piensa retornar para abrir un hotel estilo clásico en el Centro Histórico de la capital azuaya. Invirtió más de USD 1 millón en la compra y remodelación de una casa patrimonial. La obra tiene un avance del 60%.
Su cuñado Julio Campoverde, quien vivió durante 32 años en Nueva York, dice que “aunque no todos, la mayoría se esforzó para regresar e invertir en un negocio y mejorar el nivel de vida”. Él retornó hace 13 años y abrió el restaurante Grecia, en el centro, con seis mesas. Ahora tiene 40.
En Queens (Nueva York), en la avenida Roosevelt, Manuel Cuzco y su esposa Rosa tienen un restaurante de comida ecuatoriana. Ellos quieren regresar en 2 años y dedicarse al Hotel Yanuncay, dice su sobrino José Luis Correa, quien es el gerente de este negocio de seis pisos, que tiene 30 habitaciones, un restaurante, local de recepciones. “También, compraron una casa y departamentos, que están rentados”.
Otra inversión es el Hotel Zahir 360, de los esposos Juan Carlos Quito y Daniela Cando y su hermana Estefanía Cando. Ellos retornaron en el 2012 desde Nueva York para aprovechar los dos terrenos contiguos que compraron en USD 250 000 en el 2006 frente al estadio Alejandro Serrano, una de las zonas de mayor plusvalía. Allí, desde el año pasado funciona Zahir 360 que tiene 45 habitaciones y el restaurante Zircus.
La construcción también es un destino de las remesas, principalmente de casas unifamiliares con locales comerciales, dice Pedro Medina, titular de la Cámara de Construcción de Cuenca. En esta ciudad se edifican más de 200 000 m2 al año en casas, urbanizaciones y edificios de departamentos y oficinas. Medina agrega que en los últimos cinco años aparecieron, por lo menos, cuatro migrantes interesados en asociarse con constructores y levantar edificios. Son proyectos de USD 4 millones.
José Pulla prefirió proyectos más pequeños. Él edificó una vivienda de cuatro pisos con cuatro departamentos y dos almacenes en la parroquia Baños. El arquitecto Claudio Ullauri, le ayudó y la iniciativa culminó hace seis años. Según el subsecretario de Movilidad Humana, Humberto Cordero, aún no hay potencial de inversiones en sectores productivos. Por ello, trabajan con 60 asociaciones de migrantes para generar un plan de retorno asistido. La idea es que inviertan en sectores estratégicos.