Raquel Calazacón, de 65 años, recurrió a los brebajes que se preparan en las tradiciones de la etnia Tsáchila para tratarse el covid-19. Foto: Bolívar Velasco / EL COMERCIO
Los pacientes infectados de coronavirus dejaron de ir a los hospitales y prefieren tratarse con remedios caseros y recetas que siguieron sus demás familiares para superar la enfermedad.
Este es uno de los comportamientos que va ganando espacio en Santo Domingo de los Tsáchilas y que incide desde hace más de un mes en las bajas cifras de infectados.
Esto se refleja incluso en las unidades de cuidados intermedios de los dos hospitales de la provincia, donde la ocupación está en un 32%.
El último lunes, 12 de octubre, por ejemplo, las casas de salud Gustavo Domínguez y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social tenían 31 de 97 camas con enfermos leves a moderados.
En las unidades de cuidados intensivos (UCI), en cambio, la situación es casi similar a la crisis que se tuvo en junio cuando el sistema de salud se saturó.
En el momento, solo hay nueve espacios disponibles dotados con respiradores mecánicos de un total de 21, según datos del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de la provincia Tsáchila.
La directora Distrital del Ministerio de Salud, Kathia Tinizaray, asegura que hay dos factores que explican estas realidades que han dado paso a un nuevo momento tras siete meses de la pandemia.
Los hermanos Diana y José Moreira se recuperaron del covid-19 con remedios caseros. Foto: Bolívar Velasco / EL COMERCIO
Por un lado, las personas que no fueron a los hospitales tuvieron un cuadro menor de complicación y eso hizo que la ocupación disminuyera progresivamente desde el 9 de septiembre. Además, el 80% de las pruebas que se realizan desde esa fecha arrojó resultados negativos.
En las UCI, el panorama está marcado por las enfermedades preexistentes de los pacientes, que al contagiarse de covid-19, pasan a un nivel de complicación alto.
Esto lo dice Patricio Reyes médico intensivista del hospital Gustavo Domínguez.
“Los enfermos de problemas cardíacos, renales, de cáncer y otros no deben esperar el último momento para venir por atención especializada. Ellos no deben seguir el ejemplo de los enfermos leves”.
El epidemiólogo del COE, Alexis Pérez, asegura que los tratamientos con plantas para baños de vapor y bebidas medicinales son efectivos para bajar la contención que el virus provoca en las vías respiratorias.
Él sabe que los pacientes menos complicados lo hacen, pero aconseja que cuando no haya resultados se acuda inmediatamente al hospital. “En las brigadas barriales hemos conocido muchos casos de personas que no quisieron ir a los sanatorios porque aún tienen temor de no ser atendidos correctamente”.
Raquel Calazacón, de 65 años, recurrió a los brebajes que se preparan en las tradiciones de la etnia Tsáchila, para calmar los síntomas del coronavirus. Una gripe continua de una semana, cierto malestar en el cuerpo y dolor de pecho fueron los primeros signos que la alertaron.
En los exteriores del hospital Gustavo Domínguez, en Santo Domingo, familiares de personas contagiadas con covid-19 esperan noticias de sus parientes. Foto: Bolívar Velasco / EL COMERCIO
Lo confirmó cuando en una de las brigadas médicas le practicaron la prueba rápida en la que dio positivo, a mediados de agosto.
Entonces se aisló e incrementó la dosis del extracto de ajo silvestre, mama juana y tres puntas, plantas que en la cultura de los nativos de Santo Domingo se emplean para tratarse diferentes enfermedades.
Calazacón siguió ese procedimiento durante dos semanas, luego de las cuales recuperó el olfato y los malestares bajaron. Ella vive en la comuna Peripa, en la vía Santo Domingo-Quevedo, donde 10 personas se infectaron.
A esas zonas el virus pudo haber llegado por el contacto con personas que acuden desde la ciudad a comprar frutas.
Diana Moreira aún siente cansancio cuando camina largas distancias. Es la secuela que le dejó la enfermedad tras superarla con una serie de remedios caseros.
Durante julio, cuando empezó con carraspera y alergias, sospechó que tenía la enfermedad. Con los días perdió el olfato y enseguida vino el dolor de pecho y más cansancio.
Las ingestas a manera de gárgaras de sal con limón, té caliente de manzanilla y baños a vapor con eucalipto se volvieron una rutina con el paso de las semanas. Un mes y medio tuvo que seguir esta práctica para mejorar.
La epidemióloga del Ministerio de Salud en la provincia, Ángela Díaz, explica que un enfermo debe al menos practicarse tres pruebas para que conozca si ya creó inmunidad o al menos superó la enfermedad.
Para la especialista, esto es importante porque permitirá disminuir el nivel de infección comunitario que se sigue manteniendo. “Ahora es cuando más énfasis deben poner las personas que pasaron los malestares porque se vuelven susceptibles a otros virus como la gripe, influenza y dengue que cobrarán fuerza en invierno”.
En su última reunión, el COE informó que se espera un repunte de casos a principios de noviembre debido a que más personas salieron a las calles tras la flexibilización de las medidas de restricción.