Tras conocer los resultados, varios manifestantes protestaron contra el ‘Brexit’ delante de la residencia del primer ministro, David Cameron. Foto: Facundo Arrizabalaga / EFE
La elección histórica de los británicos a favor del ‘Brexit’, que tuvo como primera consecuencia la dimisión de su primer ministro, David Cameron, es el signo de una “revuelta de los pueblos” contra sus élites en países de la Unión Europea (UE), indican expertos.
“Es la explicación principal de lo que acaba de pasar: los británicos dijeron ‘¡No!’ a sus élites. Es una revuelta de los pequeños contra los ricos”, sostiene Dominique Moïsi, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Los resultados de la votación en el Reino Unido muestran las divisiones del país, en especial en Inglaterra: Londres, la cosmopolita, votó por quedarse en la UE, así como Escocia e Irlanda del Norte, que ya empiezan a hablar de su propia independencia. La salida fue plebiscitada en el norte industrial
y en el sureste, donde el discurso antiinmigrantes tuvo éxito.
La cadena BBC destacó que los resultados difundidos la mañana de ayer reflejan una sociedad británica fracturada social y generacionalmente: mientras los jóvenes votaron a favor de permanecer en el bloque comunitario, los mayores escogieron la salida.
Las encuestas revelaron que los jóvenes, que serán los que tendrán que vivir con las consecuencias del ‘Brexit’, son proeuropeos. Entre 18 y 24 años, el 75% votó por la permanencia. Entre 25 y 49, el 56% también se mostró partidario de seguir en el bloque. Entre 50 y 64 años, solo el 44% quiso quedarse en la UE. Y entre los mayores de 65 años, el 39% votó a favor de la continuidad.
Igualmente, las personas con mayor nivel educativo y altos ingresos económicos se inclinaron hacia un país integrado, mientras que la clase obrera optó por el nacionalismo.
“La confianza de la gente en el sistema desapareció. La UE se volvió un producto difícil de vender en el Reino Unido o en casi toda Europa”, subraya Melanie Sully, politóloga británica residente en Austria.
Directora del Instituto de Investigaciones Go Governance, en Viena, Sully subraya que el partido eurófobo británico UKIP “y partidos similares en otros países prosperan sobre la furia de la gente ignorada por los poderosos, a escala nacional o europea”.
Fase de incertidumbre
Aunque la victoria por un 51,9% del ‘Brexit’ fue clara, sus consecuencias todavía no. Con esta decisión empieza la gran tarea por recomponer la situación, estabilizar los mercados, apuntalar la libra esterlina y encontrar un nuevo Primer Ministro, puesto que la dimisión de Cameron recién será efectiva en octubre.
Esta salida originará una lucha interna y un nuevo posicionamiento en todas las fuerzas políticas. Todos especulan con la probabilidad de que se convoquen elecciones anticipadas. A los británicos no les gustan los primeros ministros nombrados por el Parlamento, que no hayan ganado elecciones y que no tengan el apoyo de la gente a través del voto.
Mientras tanto, la UE se enfrenta a tiempos difíciles, con una crisis de refugiados, de deuda estatal o desempleo que siguen siendo fuertes lastres, a los que se une ahora el proceso de salida de Londres.
Pronto o tarde se activará el artículo 50 del Tratado Europeo, que regula el proceso de salida de un país, aunque ayer desde Bruselas ya llegó un pedido para que este se produzca en el plazo más corto posible. Prevé un período de dos años que podría ampliarse si todos están de acuerdo.
Los británicos podrían intentar asegurarse un acceso al mercado interno europeo con un acuerdo de libre comercio. Esperan un ‘Gentlemen’s Agreement’: una separación en buenos términos.
Sin embargo, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya amenazó: “El desertor no será recibido con los brazos abiertos”. Entre bambalinas, algunos políticos en Bruselas apuntan que la UE podría querer dar ejemplo para disuadir a otros que quieran seguir sus pasos.
Lo ocurrido en Reino Unido también agrava las incertidumbres sobre la economía mundial, que aún no se ha repuesto del todo de la crisis del 2008. “Estamos entrando en un territorio completamente desconocido, donde la única certidumbre es la incertidumbre”, afirmó Jean-Michel Six, jefe economista para Europa de la agencia de calificación SP Global Rating.