La Policía militarizada de Brasil arresta a un supuesto traficante durante una operación en la favela de Morro do Alemao, en Río de Janeiro (Brasil), en noviembre de 2010. Foto: AFP
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) instó este miércoles 19 de diciembre de 2018 a las autoridades brasileñas a adoptar medidas urgentes contra la violencia policial en Río de Janeiro, que en los primeros once meses de este año dejó un récord de 1 444 civiles muertos en operaciones policiales.
“Las autoridades federales y regionales tienen que adoptar medidas urgentes para combatir el alto poder letal de la Policía en Río de Janeiro, que alcanzó un récord histórico“, alertó la organización de defensa de los derechos humanos en un comunicado.
La advertencia fue hecha un día después de que el Instituto de Seguridad Pública, un organismo vinculado al gobierno regional, revelara que al menos 1 444 personas murieron en este estado brasileño entre enero y noviembre víctimas de disparos hechos por la Policía, un número en un 39 % superior al de todo el año pasado.
La cifra es la mayor para el período en la historia de Río y supera el récord incluso para un año entero, que data de 2007, cuando 1 330 personas murieron en operaciones policiales.
“Operaciones policiales que dejan un rastro de muerte en las comunidades carentes no mejoran la seguridad pública”, afirmó el director adjunto de la División para las Américas de HRW, Daniel Wilkinson, citado en el comunicado.
Por el contrario, agregó el militante, esos números “hacen que los habitantes de las comunidades tengan miedo de la Policía y más temor a cooperar con las autoridades en el combate al crimen“.
“Los abusos cometidos por las fuerzas policiales hacen a las comunidades menos propensas a denunciar crímenes, a cooperar con investigaciones criminales y a ofrecerse como testigos ante la Justicia“, agrega la ONG en su nota.
Pese a que HRW admite que los policías muchas veces matan en legítima defensa, aclaró que las investigaciones realizadas por los organismos de defensa de los derechos humanos han demostrado que muchos homicidios son en realidad ejecuciones extrajudiciales.
De acuerdo con HRW, el aumento de las ejecuciones extrajudiciales coloca en riesgo la vida de otros agentes ya que las comunidades dejan de confiar en los policías y a que los sospechosos están menos propensos a entregarse pacíficamente.
Los graves problemas de violencia en Río, en donde son constantes los enfrentamientos entre narcotraficantes, paramilitares y la Policía, obligaron al Gobierno brasileño a declarar en febrero pasado una intervención militar en la seguridad del estado, que le entregó el control del orden público al Ejército hasta el 31 de diciembre próximo.
La intervención busca poner fin a la ola de violencia que Río de Janeiro vive desde que organizó los Juegos Olímpicos de 2016 y que tan sólo el año pasado dejó 6 731 muertos, pero los organismos de defensa de los derechos humanos alegan que la violencia aumentó.
Según HRW, pese a la intervención, el número de asesinatos en Río de Janeiro entre marzo y noviembre de este año fue prácticamente igual al del mismo período de 2017, mientras que el de muertos en operaciones policiales aumentó en un 38%.
La organización alertó que el problema puede agravarse debido a que, en lugar de considerar el uso excesivo de la fuerza por la policía en Río como un problema, el presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha dicho que le dará “carta blanca a los uniformados para matar aún más personas”.
Por su parte, y según HRW, el gobernador electo de Río, Wilson Witzel, considera que la Policía debe disparar para matar, sin aviso previo, a cualquier persona con un arma en la mano, incluso con francotiradores y drones.