La recolección de basura es más compleja en 9 barrios de Quito

En el Comité del Pueblo (norte), es común que la basura se acumule en los parterres

En el Comité del Pueblo (norte), es común que la basura se acumule en los parterres

En el Comité del Pueblo (norte), es común que la basura se acumule en los parterres. Foto: Eduardo Terán / El Comercio

La fetidez es penetrante. En la esquina de las calles Juan Molineros y Francisco de la Torre hay fundas apiladas contra el cerramiento del parque, ubicado en el ingreso del Comité del Pueblo, en el norte de Quito.

El sol y el calor de las mañanas de los últimos días abonan a que el hedor sea más fuerte. Hay desechos de comida, botellas plásticas y cáscaras de plátano. Todas las fundas están abiertas y los perros rondan en busca de algo de comida.

Esa ciudadela, según los datos de Emaseo, tiene cuatro “puntos críticos”, en donde la gente deja sus desechos cualquier día y a cualquier hora. Ese sector es uno de los nueve más problemáticos.

Los otros ocho sectores en donde hay problemas para recoger la basura son Carapungo, Cotocollao y La Gasca, en el norte; San Roque, en el centro, y La Colmena, Ferroviaria, El Camal y Quitumbe, en el sur.

En Quito, durante el último año se han detectado 360 puntos críticos. Estos son lugares que la gente usa como botaderos. Allí, pese a que hay hasta dos limpiezas al día, la basura vuelve a aparecer. Así lo señala Paúl Luzuriaga, coordinador general técnico de Emaseo.

Los problemas en la recolección continuarán. Emaseo aún no resuelve cuál es la mejor propuesta, de las siete que recibió, para la adquisición de 40 recolectores de carga posterior, cuatro de carga lateral y reparar 14 de carga lateral.

La declaratoria de emergencia que se emitió el 15 de febrero pasado para la adquisición de la nueva flota cumplió su plazo el 15 de agosto. En medio del proceso para el arrendamiento de 40 vehículos recolectores ocurrió un incidente protagonizado por los trabajadores. Eso tuvo su desenlace el 15 de julio, cuando la empresa española Valoriza, que ganó el concurso público, desistió. Así, la planificación del Municipio para solventar la crisis de la recolección se retrasó.

La declaratoria de emergencia se extendió al 15 de diciembre. Esto significa que mensualmente se seguirán desembolsando USD 1,5 millones al plan de contingencia. Consiste en contratar volquetas, plataformas y montacargas.
Luzuriaga dice que la empresa analiza la mejor oferta con base en la garantía que el proveedor debe ofrecer para la operación de esa maquinaria, durante los cinco años que estipula el contrato.

Dos encuestas realizadas en septiembre ubican el problema de la recolección de desechos como una de las principales preocupaciones de los quiteños, incluso por sobre la falta de empleo y el tráfico vehicular.

Perfiles de Opinión entrevistó a 312 hogares, de los cuales el 20% dice que la basura es el segundo tema que más le preocupa, después de la delincuencia (30%). La encuesta de la empresa Click, cuya muestra de investigación constituyeron 380 hogares, ubica a la basura en el primer lugar con el 22,1%. En segundo lugar aparecen los problemas relacionados con la inmigración (15,3%) y la delincuencia (12,6%).

La falta de vehículos para cumplir las rutas de recolección en Quito alteró los horarios para los ciudadanos. Katherine Iza es moradora del Comité del Pueblo y no tiene claro cuándo pasan los camiones por su calle.

Sostiene que la basura la sacaba los martes, jueves y sábado, entre las 07:00 y 08:00. “Ahora pasan tipo 12:00 o hay días que no llega el carro recolector y la basura queda en la calle. Hay ocasiones en las cuales los desechos están en el parterre hasta un día entero”.

Esa situación ocasionó otro inconveniente para Emaseo. Como para los moradores no hay horarios claros y la basura queda en la calle mucho tiempo, los trabajadores se ven obligados a realizar más recorridos para evitar que se formen focos insalubres en los diferentes barrios.

Para Juan Carlos Avilés, presidente del Colegio de Ingenieros Ambientales del Ecuador (Ciam), hay tres problemas que se desprenden de la emergencia con la basura.

El primero es que los trabajadores de Emaseo se exponen a condiciones de insalubridad. La recolección con volquetas, dice Avilés, obliga a un contacto directo con los desechos de los contenedores.

El segundo es que, al no tener recolectores con la suficiente capacidad de carga, la basura muchas veces termina en las aceras, fuera de los contenedores o expuesta en los sectores en donde se la recoge a pie de vereda.

Finalmente, los desechos en la calle atraen a mosquitos, roedores (vectores de diversas enfermedades) y genera malos olores en las viviendas.
Avilés señaló que se requiere un cambio: ver a la basura no solo como desecho sino como residuo para pensar en la posibilidad de reciclar.

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