Rajoy delega en su vicepresidenta las funciones de jefe del Ejecutivo catalán

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Palacio de la Moncloa tras la declaración unilateral de independencia en el Parlament de Cataluña. EFE

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Palacio de la Moncloa tras la declaración unilateral de independencia en el Parlament de Cataluña. EFE

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Palacio de la Moncloa tras la declaración unilateral de independencia en el Parlament de Cataluña. EFE

Sentada a la derecha de Mariano Rajoy, gesticulando y dando explicaciones. La imagen de Soraya Sáenz de Santamaría en el Consejo de Ministros más decisivo de las últimas décadas en España revela la relevancia de la vicepresidenta del Gobierno. Y anticipa que seguirá creciendo con la crisis en Cataluña.

 Tras años consolidando su peso político a la sombra de Rajoy, la "número dos"da ahora un paso más y asume su papel más difícil: coordinar el Gobierno catalán después de que el Ejecutivo de Carles Puigdemont fuese destituido por su plan independentista, una medida inédita en 40 años de democracia española.

La menuda política de 46 años venía ya poniendo cara y voz a diversos mensajes del Gobierno en la escalada que desde hace semanas tiene en vilo a toda Europa. Ahora, tras ese decisivo Consejo de Ministros del viernes, queda definitivamente al mando del terremoto político más explosivo en la historia reciente de España.

Es un reto a la medida de una política convencida de que "gobernar significa tomar decisiones difíciles" y que, a pesar de su modesta constitución con un 1,50 de altura, suele aparecer retratada también en la prensa internacional como la "dama de hierro" de España, "la mujer más fuerte"del país o la "Merkel hispana". Nacida el 10 de junio de 1971 en Valladolid, licenciada en Derecho y abogada del Estado, Sáenz de Santamaría entró en política de la mano de Rajoy.

Fue asesora jurídica en su equipo desde el año 2000 y llegó a la Cámara de Diputados en 2004. Rajoy apostó por ella personalmente en su intento de cambiar los aires y la imagen de su Partido Popular (PP) tras la derrota electoral de 2008. Joven y prácticamente desconocida para una gran parte de los españoles, sin experiencia política en las grandes batallas, algunos pusieron entonces en duda esa decisión. "Si eres joven, mujer y mides 1,50 metros te ven vulnerable", se quejó ella entonces. Pero no falló al líder conservador como primera mujer en ser la "número tres" del partido y desde entonces no dejó de ganar posiciones.

Trabajadora infatigable, levantó ríos de tinta en 2011 al ponerse al frente del PP en el traspaso de poderes con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero solo diez días después de dar a luz a su primer hijo. Desde entonces, como vicepresidenta del Gobierno se convirtió en la aliada más leal de Rajoy, en las buenas y en las malas. Casada por lo civil desde 2006, su nombre sonó con fuerza para algo más el año pasado cuando España pasó diez meses sin poder formar Gobierno por la falta de apoyos necesarios a Rajoy en el Congreso.

Muchos pensaron que dejar atrás la figura del mandatario y proponer a su "número dos" podía destrabar la larga crisis. Rajoy la envió además en su nombre al debate que enfrentó a los candidatos de los cuatro grandes partidos que rivalizaban en las elecciones de diciembre de 2015. Saénz de Santamaría salió airosa del enfrentamiento con el socialista Pedro Sánchez y los entonces emergentes Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).

"Trabajo para que Rajoy sea presidente", remarcó meses después tras las elecciones de junio de 2016. "No me distraigo y que no me distraigan", añadió sobre los rumores. Hoy, sin embargo, no hay otra figura mejor posicionada para tomar en algún momento el legado de su mentor. La crisis soberanista la sitúa ahora como jefa del Gobierno catalán hasta las elecciones del 21 de diciembre.

Algo menos de dos meses en los que podría seguir apuntalando su camino a ser la primera jefa de Gobierno mujer en España.

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