Desde que Rafael Correa fue presidente electo, en 2007, optó por asistir a cambios de mando presidenciales, principalmente, de América Latina. Su reciente presencia en Buenos Aires para la jura presidencial de Mauricio Macri, como el nuevo mandatario de Argentina, es la decimosexta asunción en la que participa.
De estas 16 posiciones presidenciales, siete corresponden a mandatarios con tendencia política socialista, el resto se reparten entre posiciones, que van desde la izquierda a la derecha. Por ejemplo, en el 2010, estuvo en Chile para la posesión de Sebastián Piñeira, quien mostró ser un liberal conservador, cuatro más tarde volvió a este mismo país para ver la entrada de la socialista, Michelle Bachelet, al Palacio de la Moneda.
En el caso de Colombia, Correa decidió acompañar a Juan Manuel Santos, de marcada tendencia liberal, en ambos mandatos (2010 y 2014). Éste sucedió a Álvaro Uribe, quien mantuvo una posición antagónica a la de Correa. Así mismo, estuvo junto a Evo Morales, socialista boliviano, en sus dos ascensos al poder.
Su primer viaje como presidente electo, en el 2007, fue a Managua (Nicaragua), para el juramento del sandinista Daniel Ortega, quien se mantiene en el cargo hasta hoy.
Otro país con el que Correa simpatiza es Uruguay, a donde fue para el ascenso de José Mujica, de izquierda y, luego de Tabaré Vásquez, socialista.
Uno de los viajes más polémicos y cuestionados de Correa se dio este año y fue a Surinam, en donde se reunió con Dési Bouterse, antes de que fuera envestido como presidente. Este político es buscado por la justicia internacional y condenado en Holanda, en 1999, por el asesinato de 15 personas opositoras en 1982.
Además de haber sido vinculado con el supuesto tráfico de drogas y armas, delitos por lo que su hijo fue encarcelado en EE.UU.