En julio, agentes de la Policía desarticularon una banda delictiva en el centro de Quito. Foto: Cortesía
Las bodegas de la Policía Judicial en Quito están repletas de radios, espejos, limpiaparabrisas, baterías, llantas y cerebros de vehículos.
Todos esos insumos son parte de las evidencias que la Policía y la Fiscalía se incautaron, durante la emergencia sanitaria, a las bandas delictivas que se dedican al robo de autopartes en el país.
Los agentes que investigan estos hechos dicen que el robo de accesorios de vehículos es uno de los delitos que más rápido retornó a la normalidad.
Las estadísticas oficiales también lo confirman. De hecho, en agosto, a escala nacional se reportaron 517 robos de accesorios. Esto representa 181 denuncias menos en comparación con las registradas en febrero, mes previo a la emergencia.
Por eso, los investigadores sospechan que las bandas delictivas intensificaron sus operaciones. En lo que va del año, la Fiscalía ha receptado 3 694 denuncias por estos ilícitos.
La provincia más afectada es Pichincha con 1 370 casos. Casi la totalidad de esos ilícitos se registraron en Quito.
Una de las víctimas es Efraín Salgado. Él es un conductor de un camión pequeño que transporta frutas y cuenta que el 15 de agosto unos encapuchados entraron al garaje de su casa y se llevaron la batería de su vehículo y la llanta de emergencia. El hecho quedó grabado en una cámara de seguridad.
Por esos mismos días, la Policía informó la aprehensión de tres sospechosos en el sector de Iñaquito. Los agentes indican que ellos eran parte de una banda cuyo modus operandi era el robo “de oportunidad”. Es decir, hacían recorridos por la ciudad en carros particulares con placas adulteradas para despistar a los investigadores.
Cuando veían un auto en una zona desolada y sin seguridad se bajaban y lo desmantelaban. En su poder se encontraron dos computadoras que controlaban el sistema electrónico de los vehículos. Así evadían las alarmas y seguros.
Un método similar utilizaba otra banda que operaba en la Mena 2, un barrio del sur de la capital. La Policía dice que también aprovechaban el descuido de los dueños de los carros para arrebatarles las piezas. A esta modalidad se la conoce como estruche y el 78,3% de los robos se cometen de esta forma. Los informes policiales también revelan que las redes delictivas tienen sus territorios definidos. Por eso, la Policía tiene un listado de los lugares más vulnerables. Allí aparecen barrios del valle de Los Chillos y del norte de Quito.
Pero, ¿por qué este delito tomó fuerza? Los agentes que investigan estos ilícitos señalan que con la pandemia se limitaron las importaciones de repuestos y accesorios. Por eso, las bandas empezaron a robar con frecuencia para vender las autopartes como nuevos.
Por ejemplo, el ‘cerebro’ robado de un vehículo pequeño lo ofertan entre USD 900 y USD 1 000. Ese es un valor similar al que se ofrece en las casas comerciales.
De allí que, en los últimos tres meses, hay un crecimiento de denuncias a escala nacional. Fausto Salinas, jefe de la Policía de Quito, indicó que el aumento coincide con las medidas de desconfinamiento que se aplicaron desde junio.
“Mientras más carros circulen en las calles y se estacionen, más oportunidades tiene el delincuente”, señaló.
Guayas es la segunda provincia con más denuncias. Allí durante los meses de emergencia hubo 1 403 robos. Por eso, la Policía, solo en Guayaquil, ha realizado 37 operativos.
En esas incursiones desarticularon dos bandas dedicadas a este delito. En esos casos, los agentes dijeron que los sospechosos iban a los robos con armas de fuego. El despliegue que utilizaban para el robo de piezas era masivo. Recorrían la ciudad hasta con 13 carros y 14 motocicletas.
En Cuenca (Azuay) se identificó un modus operandi diferente. Los agentes descubrieron que las bandas no solo se roban los autopartes, sino que extorsionaban a sus dueños para devolvérselas.
El teniente Emanuel Sarmiento, jefe del Departamento de Información Integral de Azuay, dijo que los desconocidos esperan que los dueños publiquen información sobre el atraco en sus redes sociales y llaman a los números que colocaban para información. Ahora, la Policía si las bandas se apoyan en locales clandestinos para vender los repuestos en todo el país o si se comercializa por redes sociales.