En la avenida Maldonado, sector El Recreo, en el sur, la presencia de taxis es alta. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Cuando el vehículo es una herramienta de trabajo, el tener restricción de circulación se vuelve un problema. Desde septiembre, y durante los ocho meses que durarán los trabajos de repavimentación en Quito, el pico y placa se extenderá de 07:00 a 19:00 y afectará a todos los vehículos, incluidos taxis, camionetas, camiones de carga, volquetas, tráileres y otros.
Los ingresos de las familias que viven del transporte dependen de cuánto sus autos rueden, por lo que la medida los afecta directamente.
“Un día sin trabajar es un día que no se come”. Así es como Ángel Clavijo, taxista desde hace 15 años, habla sobre lo que deberá enfrentar por los ocho meses que no podrá trabajar los lunes. Tiene una hija que estudia en la universidad y dos están en el colegio. Con su oficio y laborando 12 horas al día, mantiene a su hogar, aunque admite que el trabajo escasea.
Al día recorre, en promedio, entre 170 y 200 km. Cuando le va bien, se lleva a casa USD 30. De allí debe sacar para gasolina (10 al día) y alimentación (5), Es decir, de ganancia le quedan en promedio 15. Pero hay más gastos: cambia el aceite de su Chevrolet Aveo cada 3 000 km, lo que le cuesta USD 26. Reemplaza las llantas cada 60 000 km (cada año y medio) y cancela USD 200. Además, aporta con USD 40 al mes a la cooperativa a la que pertenece.
Con lo que le sobra compra pan, leche, da para los pasajes a sus hijas y paga la cuota mensual de su auto: USD 120. Extender la restricción le significa recibir 120 menos al mes.
En Quito, circulan 16 000 taxis formales. Una vez que termine el proceso de regularización que se lleva a cabo, sumarán cerca de 30 000.
Carlos Brunis, presidente de la Unión de Taxis de Pichincha, cuenta que el lunes se reunieron con Guillermo Abad, secretario de Movilidad, y expusieron los argumentos por los cuales la medida les parece perjudicial para sus familias.
Él admite que las vías necesitan ser intervenidas y están dispuestos a colaborar. El gremio tiene una propuesta: que el día que su placa coincida con la restricción, los taxis puedan trabajar únicamente las horas pico. Y el resto del día (de 10:00 a 16:00) podrán acoger la medida y guardar los autos. Otro de los pedidos del gremio es que se refuercen los controles al taxismo informal.
Estaba previsto que a las 17:00 de ayer, representantes del gremio presenten esa propuesta al alcalde Jorge Yunda. Hasta el cierre de esta edición no hubo pronunciamiento.
Las volquetas también se verán afectadas con el pico y placa. En Pichincha hay 3 500 vehículos que se dedican sobre todo a transporte de materiales pétreos y desalojos. Pablo Carlosama, presidente de la Asociación de Transporte Pesado en Volquetas y Maquinarias de Quito, cuenta que han buscado acercamientos con la Alcaldía, pero no han logrado concretar una reunión.
El trabajo de las volquetas se inicia a las 02:00. Las ganancias dependen de las carreras y distancias que recorran, pero en promedio, si les va bien, al día reciben unos USD 150. Si les va mal no reúnen ni USD 30.
Los gastos para mantener un vehículo de ese tipo son altos. Con USD 10 de combustible recorren 40 kilómetros, cambian de llantas cada ocho meses (USD 3 000), y de filtros cada 5 000 (USD 140).
Para Juan Carlos Andrade, expresidente de la Federación Nacional de Transporte Pesado del Ecuador, la medida tendrá un alto impacto en el comercio, en la productividad y en la industria, debido a que camiones, tráileres, plataformas, tanqueros y más abastecen de productos y materia prima a la ciudad.
A escala nacional hay 220 000 unidades de carga pesada. Solo en Quito están registradas 1 500 empresas que brindan servicio con ese tipo de automotores.
Andrade explica que el hierro y el cemento llegan a Quito con esos vehículos. Hoy que la restricción aplica solo en hora pico, los tráileres pueden esperar y luego ingresar a abastecer. Pero advierte que con la nueva medida, uno de esos camiones quedará cargado y alguien va a tener que asumir ese costo.
“Los camiones no trabajan todos los días en Quito, van del puerto y entran a la capital a dejar la mercadería una o dos veces a la semana. No ingresar un día puede traer complicaciones. Se debe analizar la medida porque incluso podría generar desabastecimiento de combustible”.
Las 3 296 camionetas de transporte comercial de carga liviana que hay en la ciudad también se verán afectadas.
Santiago Guarderas, vicealcalde, recordó que la aplicación es temporal y que una vez que terminen los ocho meses de trabajos viales, la medida se revertirá y el pico y placa volverá a la normalidad. “Pueden aprovechar ese día para hacer mantenimiento para tener transporte seguro”.