En la avenida De la Prensa, frente al antiguo aeropuerto, una mujer y su hijo pedían dinero a conductores, el lunes. Foto: EL COMERCIO
El semáforo de la avenida De la Prensa, frente al viejo aeropuerto de Quito, estaba en verde a las 19:00 del lunes 25 de noviembre del 2019. En la vereda, una mujer venezolana permanecía sentada. Abrazaba a su hijo, quien se cubría del frío nocturno con una cobija floreada de color rosa.
Cuando el rojo del semáforo se activó caminaron entre los autos para pedir dinero. El niño daba pasos lentos junto a su madre, mientras sostenía la cobija rosa con ambas manos.
La mujer, que se negó a conversar con este Diario, miraba con desconfianza a quienes la examinaban desde los autos.
Esa negativa a visibilizarse es habitual, apunta Rodrigo del Fierro, coordinador nacional de incidencia de la Misión Scalabriniana. La organización trabaja con la población migrante en Ecuador, hace 27 años. Asegura que los llaneros temen ser deportados.
A los niños y a los adolescentes -sostiene- afecta más el fenómeno migratorio, ya que viven doble y triple vulnerabilidad, al estar expuestos a factores de riesgo, por estar en las calles. La mendicidad aumenta en esta temporada navideña.
No existe un dato exacto sobre la cantidad de menores venezolanos que acompañan a sus cuidadores en el trabajo de calle, respondió la viceministra de Inclusión Económica y Social, Soledad Vela. Según sus informes, de los 363 062 ciudadanos venezolanos que se encuentran en Ecuador, el 20% tiene menos de 18 años.
Ellos hacen parte de los grupos de atención prioritaria con quienes ese ministerio (MIES) trabaja en siete ciudades.
Entre julio y octubre hubo 8 824 atenciones. A los servicios del MIES acudieron 2 096 niños, niñas y adolescentes venezolanos; 74 debido a vulneraciones de derechos.
Los datos que la Misión Scalabriniana ha cruzado con el Ministerio de Educación reflejan que 27 000 niños y adolescentes han ingresado al sistema público. Sobre otros 60 000 no hay certezas. “Entre ellos estarían los que se mantienen trabajando y viviendo en la calle”, dice Del Fierro.
Tras el decreto 826, del 25 de julio, que establece el requisito de una visa para los llaneros que deseen ingresar a Ecuador, el flujo migratorio en las fronteras se redujo, dice Vela. Y hubo mayor concentración en Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, Ibarra, Santo Domingo y Loja. En esos sitios se firmaron convenios para atención.
Además, luego de las protestas causadas por las medidas económicas, que fueron derogadas, la población venezolana ha enfrentado secuelas, anota Óscar Padrón, abogado, que dirige Migrante Universal, organización de hecho, que funciona desde el 2016.
Padrón y Yasmina Hera, presidenta de la Asociación de Periodistas Venezolanos en Ecuador, aseguran que los foráneos que en las últimas dos semanas han vuelto a salir a las calles y a los buses, para pedir dinero acompañados de sus hijos, tienen muy pocos días en Ecuador. Hera les ha pedido de favor que “no utilicen a los niños, no apoyamos eso”.
Al momento -precisó la viceministra Vela- trabajan en una estrategia para prevenir la mendicidad durante las fiestas de diciembre. Se realiza a través de acciones articuladas con la empresa privada, GAD y agencias de cooperación.
En la capital, la Secretaría de Inclusión del Municipio ha abordado a 50 personas de nacionalidad venezolana que ejercen comercio informal en compañía de niños, en los últimos tres meses. Esto es común en la Naciones Unidas, La Mariscal y Quitumbe.
Diego Hernández, director metropolitano de Promoción de Derechos de la Secretaría, asegura que en esta condición también hay migrantes nacionales (movilidad interna).
Cuando se identifica un caso se habla con los padres y se explica la normativa nacional sobre mendicidad y trabajo infantil. Hernández recuerda que se trata de un delito, tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP).
Si los implicados se resisten a cumplir con las disposiciones -explica Hernández- personal de la Policía Especializada en Niños (Dinapen) realiza un nuevo acercamiento a los cuidadores. Les hablan del procedimiento: llevarse a los niños a centros de contención.
“Nos dicen que no trabajemos con los niños”, reconoce Soledad (nombre protegido). Y se pregunta “¿Una cómo hace con un hijo de un mes? No lo puedo dejar en guardería”.
Ayer 26 de noviembre del 2019, antes del mediodía, el bebé acompañaba a sus padres, en el semáforo de las calles Toledo y Coruña, en el norte de Quito. También estaba su hermano de un año. El más pequeño permanecía en brazos de su madre, quien buscaba algo de sombra en la vereda, para cubrirlo del sol.
El más grande, en brazos del padre, se acercaba a los autos para pedir dinero, ropa o comida. Sus otros tres hijos esperaban en un cuarto, acondicionado solo con colchones, en donde viven desde hace un año.
A través de los programas que la Misión Scalabriniana realiza en los últimos seis meses han apoyado 300 casos de regularización de venezolanos en Ecuador. Se identificó que hay un aumento de grupos familiares. Solo el 10% de ellos corresponde a personas solas.
Esto -asegura el coordinador de la Misión- se evidencia de manera especial en este año. “Se da por la necesidad de reunificación familiar”.
El 90,5% de los venezolanos que se encuentra en Ecuador ingresó al país por puntos fronterizos regulares. Y el 8,6% no registró su entrada.
Eso muestra la VI Encuesta de Monitoreo de Flujo sobre la población venezolana en Ecuador, realizada entre agosto y septiembre de 2019, por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Un tema que inquieta es el aumento de la percepción de discriminación. De 3 148 encuestados (mayores de edad), el 55,2% afirmó haberla sufrido debido a su nacionalidad.