Computadoras en las que niños del barrio San Cristóbal de Guajaló recibían clases se destruyeron por las lluvias

Moradores en el sector de San Cristobal de Guajaló, en el sur de Quito, resultaron afectados por las fuertes lluvias del 28 de septiembre del 2020. Foto: EduardoTerán / EL COMERCIO

Moradores en el sector de San Cristobal de Guajaló, en el sur de Quito, resultaron afectados por las fuertes lluvias del 28 de septiembre del 2020. Foto: EduardoTerán / EL COMERCIO

Moradores en el barrio San Cristóbal de Guajaló, en el sur de Quito, resultaron afectados por las fuertes lluvias del 28 de septiembre del 2020. Foto: EduardoTerán / EL COMERCIO

Los vecinos del barrio San Cristóbal de Guajaló Bajo, en el sur de Quito, sacaron sus enseres al sol, la mañana de este martes 29 de septiembre del 2020. En los patios de tierra había juguetes, colchones, cobijas y sillones manchados de lodo.

Allí se encontraba Tiffany, de 12 años, tratando de secar su computadora portátil con la que hacía los deberes de la escuela y se dañó tras mojarse durante las fuertes lluvias con tormentas eléctricas reportadas el 28 de septiembre del 2020 por la tarde en Quito.

Su casa es de construcción mixta con madera, bloque y techo de zinc. Recuerda que, en apenas 20 minutos, el agua ingresó con fuerza hasta alcanzar una altura de 20 centímetros aproximadamente. Horas después de la emergencia, al encender su ordenador, notó que solamente funcionaba la unidad central de procesos, pero no se prendía la pantalla.

Ella pertenece a una de las tres familias damnificadas por las precipitaciones, indicó Adrián Haro, gerente de EM Seguridad del Municipio. Recibieron kits de comida, cobijas, ropa, calzado, utensilios de aseo personal, etc.

Su padre, Jaime Vargas Sanipatín, indicó que también se les dañó un televisor y un equipo de sonido, así como cobijas y colchones. Hoy por la mañana, él contó que el techo de zinc se hundió por la acumulación de granizo. “Con la ayuda de los vecinos logramos retirarlo. Gracias a Dios el techo no cayó”.

Ahora, busca un ordenador para su hija ya que no tiene cómo seguir las clases por Internet. “Soy albañil y no tengo empleo fijo”.

Lo mismo vive Jeremy, de 12 años, quien vive una cuadra más abajo en el mismo vecindario del sur de Quito.

“Mi hijo cursa el octavo de básica y pido que me ayuden, perdí los electrodomésticos se dañaron, hasta los colchones se echaron a perder”, indicó Olga Sanipatín, madre del chico. “Se mojó mi teléfono celular y no tenemos para comunicarnos. No recibimos los mensajes del profesor del colegio y sus compañeros”.

Jeremy tenía que presentar hoy los deberes de inglés y matemáticas. Sus profesores le van a esperar unos días hasta que sus padres logren conseguir una máquina. No quiere perder el año debido a la falta de una computadora ya que sus padres no tienen empleo.

También se destruyeron el televisor, la lavadora y otros aparatos eléctricos de la casa. La mujer agradeció al Municipio por las ayudas provenientes del fondo de emergencias, pero su prioridad es encontrar un ordenador para que su niño continúe con sus estudios.

Anabel y Juliana igualmente se quedaron sin computadora. “Esta mojada y temo que se dañe al encenderla”, indicó Fernando Puchaicela, padre de los infantes.

También se destruyó la tablet en la que recibían clases. “Reciben clases en el celular. Estudian con incomodidad”, añadió.

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