En el Centro de Atención Temporal Bicentenario hay 75 pacientes internados. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La madre de Geovanna Ayala tenía 58 años y contrajo covid-19. Murió el 15 de enero. No logró acceder a una cama en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en Quito, cuya ocupación se ha incrementado.
La mujer, quien padecía diabetes, ingresó a un hospital público con síntomas leves y, 14 días después, falleció. Ayala habla de la necesidad de celeridad en la atención, así como un mejor trato a los pacientes.
Para la madre hubo dos opciones de traslado para una UCI, asegura: privada y a un hospital público. Otras dos personas tuvieron prioridad.
La Secretaría de Salud del Municipio informó que, hasta el lunes la capacidad de las UCI en Quito superaba el 96%. El detalle se informa semanalmente.
Otra joven (prefirió no publicar su nombre) comparte una historia con un desenlace alentador. Su padre, luego de pasar 75 días hospitalizado (49 en UCI), se recupera en casa.
El hombre empezó con síntomas de covid-19 el 7 de agosto del 2020. Tras ocho días, empezaron las molestias similares a una gripe y luego tuvo fiebre. Acudieron a una clínica y le realizaron una tomografía. El resultado: 50% de los pulmones afectados. A los tres días, lo intubaron.
Cumplió los 70 años en la UCI. Del grupo que ingresó al área fue el único en salir con vida. La familia no contempló llevar al hombre a un hospital público por la alta demanda. La joven indica que el Instituto de Seguridad Social (IESS) les respaldó con la cuenta.
Hasta ayer 30 de enero, en Pichincha, se confirmaron 87 563 casos positivos y 2 108 fallecidos.
Quito vive una nueva ola de contagios, dice Paúl Carrasco, director del Centro de Atención Temporal (CAT), que el Cabildo habilitó el 23 de mayo en el Parque Bicentenario.
En el sitio, hasta el lunes, se encontraban 75 pacientes: 11 moderados, cinco graves y el resto, leves. Ahí no cuentan con UCI, pero sí con un área de soporte interno, con cinco ventiladores. Tienen una zona de emergencia y prealta.
Los meses con más pacientes fueron julio, agosto y septiembre; en promedio, unos 150. En los primeros días de diciembre, bajó a 18, pero en enero la cifra volvió a subir. Con una característica adicional: los pacientes son más jóvenes, desde los 30 años, cuando antes solían pasar de los 50.
Llegan entre 60 y 70 personas diarias, explica Carrasco.
La capacidad actual es de 100 camas y puede extenderse, de ser necesario, a 200. Podría llegar a 360 con personas que ocupan la residencia sanitaria: asintomáticas en aislamiento y en cuidados paliativos.
El personal varía según la demanda. Cuando baja, los profesionales forman brigadas que van a los barrios. Se preveía que el CAT diera servicio hasta el 31 de diciembre. Ahora, su funcionamiento se amplió hasta el 31 de marzo.
Cifras de la Secretaría de Salud, con corte al lunes 25 de enero (los datos se establecen por semana epidemiológica), dan cuenta de que el Distrito mantiene el contagio sostenido y alto. La ocupación de camas de hospitalización era del 90%. La lista de espera para UCI era de unas 72 personas.
El Hospital Pablo Arturo Suárez, por ejemplo, cuenta con 46 camas UCI y 65 para hospitalización, para atención a pacientes sintomáticos con sospecha o comprobados de tener covid-19. Hasta el miércoles, la ocupación era del 98% y 91%, respectivamente. Como contingencia, pueden añadir 25 camas en hospitalización. Ahí laboran 976 personas.
En el Hospital Carlos Andrade Marín, hasta el jueves, 123 camas se destinaron para pacientes covid-19: 64 para críticos (terapia intensiva e intermedios) y 59 para hospitalización. Estaban ocupadas al 100%.
En el Hospital IESS Quito Sur, hasta el miércoles, en hospitalización estaban 254 personas; en UCI, 25; intubados en emergencia, siete; en carpas militares en los exteriores, 32 (con oxígeno) y 20 (sin oxígeno). Para UCI había una lista de espera de 51 personas.
Según declaraciones de Francisco Mora, coordinador de Vigilancia Epidemiológica e Infectología del IESS Quito Sur, en las dos últimas semanas se han incrementado los pacientes en emergencia. Hay una media de 160 por día. Se ha evidenciado que llegan pacientes más jóvenes, de 24 a 50 años que han requerido atención en UCI. Se planifica aumentar nueve de estas camas.