Quito: El cobro con TAG en el peaje Guayasamín se priorizará

En las mañanas, el tráfico vehicular en la avenida Interoceánica va desde el peaje Guayasamín hasta la av. Simón Bolívar, en sentido valles-Quito. Foto: Vicente  Costales / EL COMERCIO

En las mañanas, el tráfico vehicular en la avenida Interoceánica va desde el peaje Guayasamín hasta la av. Simón Bolívar, en sentido valles-Quito. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

En las mañanas, el tráfico vehicular en la avenida Interoceánica va desde el peaje Guayasamín hasta la av. Simón Bolívar, en sentido valles-Quito. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

La fila de carros se extiende hasta donde la vista alcanza. La hilera colma la avenida Interoceánica, desde las casetas de cobro del peaje hasta la intersección con la Simón Bolívar. Es un kilómetro saturado de autos, que llegan desde los valles rumbo a Quito en las mañanas.

Pese al contraflujo matutino que hace que todos los carriles sean en sentido Cumbayá-Quito, un vehículo puede tardar hasta 25 minutos en pasar el control, lo que vuelve al peaje Guayasamín uno de los puntos más complicados.

Maritza Altamirano vive en la urbanización Jacarandá desde hace 15 años. Sus hijos estudian en la Academia Cotopaxi, por lo que todos los días su esposo los lleva al plantel. Él cuenta con el TAG, un dispositivo que se coloca en el parabrisas y hace el pago automático del peaje. Pero cuando el padre no puede llevarlos lo hace ella, quien no tiene el dispositivo. Tarda casi una hora.

El tráfico tiene su origen en el pago del peaje. Hay seis casetas, tres de bajada y tres de subida. En dos de ellas (una por sentido) el cobro es automático, es decir los vehículos pasan sin detenerse. Pero en los cuatro restantes es manual.

Usualmente toma 5 segundos por auto, pero hay conductores que se tardan en sacar las monedas, que buscan la billetera o que cancelan con billetes de alta denominación, esto demora el trámite. Hay algunos que tardan hasta 30 segundos.

El túnel es administrado por la Epmmop. Romel Tapia, gerente de Terminales y Estacionamientos, indica que con la finalidad de evitar la congestión y mejorar el servicio se inició un proceso de modernización.

El objetivo es crear un sistema de libre flujo. Para eso, se instalará un pórtico de lado a lado de la vía para que lea los TAG. Se espera que dentro de dos meses ya funcionen los cuatro carriles centrales para cobro automático y que a mediados de año todos los vehícu­los cuenten con el dispositivo que permite el pago automático. Sin embargo, si es necesario -señala- se mantendrán temporalmente las dos casetas de pago manual.

Tapia asegura que el propósito es que a largo plazo el pago manual se elimine. Justamente para desmotivarlo, quienes cancelen en esa modalidad tendrán un recargo. El objetivo es que en seis meses todos los usuarios paguen de manera electrónica.

El nuevo sistema tendrá la capacidad de leer las placas de los autos, así se detectará aquellos que pasan por la vía rápida sin contar con el dispositivo. Según la normativa, esa infracción tiene una multa del 15% de un Salario Básico Unificado, es decir, USD 60.

¿Y si llega un auto de provincia que desconoce el proceso y pasa, debe pagar esa multa?

No. Según Tapia, el nuevo sistema tendrá una conexión con los datos de la Agencia Nacional de Tránsito; así, si un auto pasa sin pagar, le llegará un mensaje a su correo electrónico o celular, advirtiendo la falta, y tendrá un plazo de hasta cinco días para hacer el pago del costo del peaje en los centros de recaudación o bancos. Si pasado ese tiempo no cancela, deberá pagar la multa.

El contrato ya está adjudicado a un consorcio internacional, que se reunió anteayer , miércoles 8 de enero del 2020, con el Municipio para iniciar los trabajos. El lunes 13, una comisión técnica visitará el peaje para analizar las áreas donde se instalarán los pórticos y todas las obras de infraestructura. Además, se derrocarán las casetas.

En el momento, por el peaje circulan entre 40 000 y 50 000 usuarios al día. De ellos, aproximadamente el 50% realiza el pago electrónico.

Según el Municipio del Distrito, hay 55 000 usuarios que han adquirido el TAG. En el 2018 y el 2019 se registró un ­alto índice de morosidad por una falla administrativa (cambio de cuenta bancaria o de tarjeta, o no renovación) por lo que se acumularon USD 147 000 por cobrar.

Es decir, personas que tenían el dispositivo pero no lo recargaron y siguieron usando el carril rápido. En esos casos, los autos pueden pasar, y cuando vuelven a cargarlo se les descuentan las pasadas.

Sin embargo, a partir del 2 de enero se prohibió el paso de los autos con el dispositivo sin carga. Si lo hacían, sería considerado una infracción y deberían pagar la multa, lo que motivó a los usuarios a recargar y ponerse al día en los pagos.

Hasta el momento se ha cobrado USD 40 000 por mora.

El recaudo anual del peaje bordea los USD 4 millones al año. El consorcio ganador recibirá USD 2,2 millones por la operación durante dos años.

Según Tapia, este nuevo modelo de gestión permitirá ahorrar solo en pago de personal USD 300 000 por los dos años.

El 30 de septiembre del 2019, la Prefectura de Pichincha y la Alcaldía de Quito firmaron un convenio para la ejecución de proyectos viales.

Anunciaron que se realizará la automatización del peaje de la autopista General Rumiñahui (por donde circulan 70 000 autos al día) y se retirarán las casetas de cobro manual. El proyecto se pondrá en marcha a inicios de este año.

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