Grupos reducidos volvieron a las clases presenciales en Quito

En el Balandra Cruz del Sur, de Guayaquil, se adecuaron las instalaciones para esta fase. Foto: Cortesía

En el Balandra Cruz del Sur, de Guayaquil, se adecuaron las instalaciones para esta fase. Foto: Cortesía

Bertha Cisneros, maestra de 3º de básica del Internacional Sek Los Valles, ayuda a una alumna. Foto: Diego Pallero / ELCOMERCIO

Muy alegre, la pequeña Leah, de 7 años, volvió a clases presenciales ayer 30 de septiembre del 2020. Su padre, Daniel Monje, la acompañó hasta las gradas del parqueadero del plantel. En ese espacio, en donde se ubicó un dispensador de alcohol gel rodeado de globos, cinco maestros recibieron a la niña: le tomaron la temperatura, revisaron que llevara su mascarilla y desinfectaron sus manos.

Cumplido ese paso, Leah, que cursa el tercer año de básica, subió las gradas. Agitó su mano para despedirse de ellos, acatando la regla de distan­ciamiento social.

Uno de ellos la guió hacia su aula. “Me siento feliz, puedo ver a mis maestras y amigas”, dijo la estudiante del Colegio Internacional Sek Los Valles.

Este centro, en Cumbayá, es uno de tres autorizados por el Comité de Operaciones de Emergencias (COE), tanto nacional como cantonal, para el retorno paulatino y voluntario. El Internacional Sek Quito y Pachamama también retomaron sus actividades presenciales con grupos reducidos.

La ministra de Gobierno, María Paula Romo, indicó a este Diario que hay otros planteles que están en este proceso. Alemán, de Quito y de Cuenca, están dentro de esta lista.

Este regreso se dio luego de que los establecimientos presentaran sus planes piloto, con medidas de bioseguridad implementadas para evitar los contagios con covid-19.

“Contamos con la confianza de familias que nos enviaron a sus hijos para esta primera etapa de retorno progresivo y voluntario”, comentó Mauricio Gómez, director general del Sek Los Valles.

En este plantel se hicieron adecuaciones para acoger a 22 de 150 estudiantes, que van desde inicial 2 hasta el tercero de básica. El número de pupitres, por ejemplo, se redujo.

En el curso de Leah se colocaron cinco puestos para los asistentes a clases de 08:00 a 15:45. El resto sigue la transmisión en línea. “En el grado de mi hija hay cerca de 20 niños; creo poco a poco se reintegrarán más”, señaló Daniel.

Él y su familia decidieron que Leah volviera a la escuela para que interactuara con niños de su edad. “Extrañaba a sus amigos. La interacción virtual no es igual; nos arriesgamos”, admitió el padre.

A Edison Montoya, padre de Joaquín, de primer año de básica, también le preocupaba que su hijo no tuviera contacto con otros infantes. “Debido al confinamiento mi niño estaba estresado; hoy se levantó más contento y animado”.

En el Balandra Cruz del Sur, de Guayaquil, se adecuaron las instalaciones para esta fase. Foto: Cortesía

Desde el inicio de la pandemia -cuenta Edison- entrenó a Joaquín sobre el lavado de manos y el uso de mascarilla. Cada día refuerza esos conocimientos.

En el colegio se hará lo propio. La médica institucional, Alba Arboleda, será la encargada de hacer el seguimiento de los alumnos. La temperatura se tomará dos veces al día. Y constantemente se darán indicaciones sobre el uso correcto del tapabocas. Para que todos cumplan con el pedido de distanciamiento social hay señalética pintada en los pisos.

Estos protocolos también se aplican en el Sek del norte de Quito. Ayer, 25 de los 132 niños y niñas desde inicial 2 hasta tercero de básica volvieron a la modalidad presencial, de 08:00 a 16:00. El resto seguirá en lo virtual; aunque las autoridades esperan que en las próximas semanas se reintegren más, según Nelly Varela López, directora general.

“La mayoría de actividades se realizarán al aire libre y pasarán al comedor en horarios diferenciados. Allí -explicó- hay mesas separadas para evitar el contacto”.

En Guayaquil, las instituciones preparan sus planes piloto para el retorno a lo presencial. El Balandra Cruz del Sur, por ejemplo, espera la autorización del COE cantonal.

Su plan es diferente al de otras instituciones. Su directora general, Margarita de Fioravanti, indicó que el regreso será en jornadas cortas, es decir, los alumnos irán por horas para rendir, por ejemplo, pruebas internacionales que se toman anualmente. Luego volverán a casa y continuarán con sus clases en línea. “Los padres están interesados en la propuesta”.

Para Peter Sanipatín, presidente del Colegio de Psicólogos de Pichincha, volver a clases presenciales es importante, ya que los chicos deben seguir su proceso de adaptación e interacción con pares. “El reto es que puedan socializar y mejorar sus habilidades para relacionarse con otros”.

Sin embargo, tomando en cuenta el número de contagios, el psicólogo señala que las familias deben encargarse de trabajar con chicos en actividades que les permitan mantener una rutina y, a la vez, interactuar con sus amigos. “No podemos reemplazar las experiencias que se viven en los colegios; pero sí se puede compensar con otras en casa”.

En esa línea va la epidemióloga Andrea Gómez. Aún no es tiempo -advierte- para retornar a clases presenciales, ya que los chicos pueden contagiar a sus allegados, en especial a adultos mayores. “Hay altas probabilidades de infección y la vuelta a clases puede aumentar los casos en Quito”.
En el mundo, en países como EE.UU. aún se debate sobre el regreso a las aulas presenciales; en Europa aún se cuantifican los riesgos de contagio.

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