Luis Iván Rodríguez recorrió la av. Cardenal de la Torre (sur) y constató que los autos se estacionan sobre la ciclovía. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Luis Iván Rodríguez es ciclista urbano. A diario usa su bicicleta como medio de transporte y esta semana recorrió, por primera vez, la ruta que se trazó en el sur para la habilitación de una ciclovía de 19,8 km, que se conectará con el carril exclusivo del centro y del norte.
Así, la ciudad contará con una vía para bicicletas de 67,5 kilómetros, que une al Parque de los Recuerdos (en el norte) con Quitumbe (en el sur ). Actualmente se trabaja en la señalización del nuevo tramo sur, que va desde la av. Rumichaca, hasta la 5 de Junio.
Rodríguez es parte de la Fundación Biciacción. Se dedica a la capacitación en temas de movilidad en bicicleta. Considera que la ruta escogida es transitable. Pero advierte que existen algunos problemas.
El primero es que hay varios puntos donde los carriles son muy estrechos. Esto ocurre, sobre todo, en el tramo de la avenida Cardenal de la Torre.
En su recorrido observó que en este sector, la ciclovía se ubica sobre el carril derecho de la calle, esto genera un problema: los vehículos se estacionan sobre la vía para bicicletas. Eso no ocurre en el resto del trayecto, en donde la vía para ciclistas queda al lado izquierdo de la avenida.
Durante el recorrido se encontraron sumideros sin tapa, que son un riesgo para los ciclistas. También hay inconvenientes con la poda de árboles.
Como actualmente ese tramo no tiene bolardos (divisiones) hay vehículos que invaden el carril exclusivo.
La ciclovía está a cargo de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop). Adriana Ávila, gerenta de Operaciones de Movilidad de la Epmmop, indica que el proyecto existía desde antes de la emergencia sanitaria por el covid-19, pero no se había implementado.
Fortalecer la movilidad sostenible y reducir la posibilidad de contagio, por ejemplo en el transporte público, aceleraron la puesta en marcha del proyecto desde el 8 de junio pasado, en el norte de la urbe.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) hizo una evaluación del uso de la ciclovía por emergencia en el norte, que va del Intercambiador de El Labrador a la av. Orellana.
Pamela Villacrés, de Seguridad Vial de la AMT, señala que entre el 8 y el 19 de junio se registraron hasta 748 usuarios de esas vías en un solo día.
Debido a esa acogida, la Epmmop decidió empezar la señalización de los 9,5 kilómetros en el sur. En esa zona también se trazan 10,3 kilómetros de carriles exclusivos para bicicletas, en seis vías transversales, esto suma 19,8 kilómetros solo en el sur.
Es la primera vez que este sector de la ciudad cuenta con una ciclovía delimitada y articulada. Antes de la emergencia sanitaria existía un tramo compartido con autos en la av. 5 de Junio, ciclovías sin conexiones en la Teniente Hugo Ortiz y un espacio sobre la acera en la Cardenal de la Torre.
Durante la pandemia, el uso de la bicicleta en Quito se incrementó. Según la Secretaría de Movilidad, antes de la llegada del covid-19 a la capital se realizaban alrededor de 33 000 desplazamientos diarios en bici. Hoy se hacen 186 000.
El objetivo es que los 67,5 km cuenten con estructuras que separen el espacio para los vehículos y las bicicletas. La Epmmop prevé que hasta finales de año se terminen los trabajos en 40 km del proyecto.
Para garantizar la seguridad en las vías exclusivas, la AMT destina agentes civiles a los puntos de mayor concentración de usuarios. Hay un grupo de 10 agentes que se moviliza en bicicleta por estos carriles.
Ávila menciona que el criterio para la instalación de las rutas exclusivas no solo tiene que ver con la demanda de usuarios. Lo que se busca, sobre todo, es incentivar el uso de este medio alternativo de movilidad. Ya con las rutas trazadas y con la señalización respectiva, el ciclista podrá movilizarse de manera segura en sus viajes.
Rodríguez manifiesta que el trazado de la ciclovía en el sur ha sido un pedido que se ha planteado, al menos, a tres administraciones municipales pasadas. Para él, la emergencia sanitaria implica nuevas formas de movilidad y la bicicleta es una gran alternativa.