Los vecinos organizaron una chocolatada para conocerse mejor y afianzar lazos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
La Mariscal es un sector que a pesar de abrazar serios problemas de inseguridad, de ruido y de informalidad, sigue siendo desde hace 30 años el lugar preferido para el entretenimiento nocturno en Quito.
Hoy, sus vecinos se proponen recuperar la seguridad y el espacio público. El primer paso: el 17 de octubre La Mariscal fue declarado Barrio de paz.
Son 142 manzanas donde funcionan 844 restaurantes, 191 bares y 82 discotecas, entre otros sitios de diversión. Solo los fines de semana la Mariscal recibe cerca de 250 000 visitantes. Llegan de todos lados, consumen, arman uno que otro disturbio, y se van. Justamente los principales problemas de esta zona tienen que ver con la población flotante que acoge.
Al caminar por el sector, a las 20:00, se puede escuchar el ruido propio de la zona. Salsa, merengue y reguetón se mezclan con los gritos de los ‘enganchadores’ que a todo pulmón tratan de convencer a la gente para que entre al local.
Pasadas las 23:30, la zona se vuelve sombría. Vendedores, jóvenes ebrios, calles inseguras y venta de droga son los principales problemas que el barrio identificó y contra los cuales se ha organizado.
A pesar de ser una zona comercial, en La Mariscal viven más de 20 000 personas. José Luis Chiriboga es el presidente de la Asamblea y cuenta que desde hace 10 meses la comunidad empezó a involucrarse con más fuerza y a trabajar.
Arrancaron con la campaña YoHagoLaMariscal, que busca que la gente cumpla las ordenanzas y cree conciencia del respeto al espacio público.
Los vecinos han formado un grupo de 120 personas, entre representantes de cuadras y negocios, y presentaron varias propuestas con el objetivo de mejorar su calidad de vida y lidiar con los problemas.
Han tenido acercamientos con los dueños de establecimientos, sobre todo con el sector turístico. Se pusieron en contacto con los hoteles Hilton Colón, Río Amazonas, Mercure y Reina Isabel, para impulsar actividades que atraigan el turismo. Están trabajando para en diciembre organizar eventos culturales y juegos tradicionales, por las Fiestas de Quito.
Detectaron que uno de los problemas es la falta de vecindad: los moradores ya no se conocen, por lo que el 30 de octubre organizaron el Chocolapaz, un evento en el que los vecinos se reunieron, compartieron y escucharon las necesidades de la comunidad.
Lo hicieron en una casa patrimonial ubicada en la Juan León Mera. Se trata de un espacio que estaba abandonado y servía de guarida para ladrones, pero que los vecinos recuperaron. La pintaron, limpiaron y empezaron a darle uso.
Luz Elena Coloma, concejala y presidenta de la Comisión Áreas Históricas y Patrimonio, valora el espíritu de la comunidad y las motiva a seguir organizándose. Explica que los vecinos deben solicitar al Gobierno Central que se les conceda el bien, para poder activarlo en bien de la comunidad.
Coloma admite que el barrio requiere de la ayuda de las autoridades de seguridad nacional y local, dueños de locales, comerciantes y de los visitantes para mantener el orden.
Los vecinos tienen planeado realizar actividades de ecuavóley y fútbol. Además, en 10 sectores del barrio se lleva a cabo un programa de reciclaje inclusivo que se inició con trabajadores asociados a la Red Nacional de Recicladores.
El 8 de noviembre realizarán la feria IntegrArte. Será un encuentro de jóvenes líderes. Desde las 12:00 hasta las 18:00 habrá actividades en nueve puntos de La Mariscal: galerías abiertas, activaciones lúdicas, carpas de emprendimientos, exposición de fotografías, música, talleres de grafitis y más.
Iván Alemán, miembro de la Asamblea, indicó que han trabajado de cerca con los locales de la zona para que se acojan a la normativa municipal y se controle, por ejemplo, la venta de licor, estándares de calidad y que se respeten los horarios.
Aquellos que cumplen con las ordenanzas reciben el distintivo Bar Responsable. Actualmente hay 35 locales con esa insignia. Esperan que para el año entrante sean al menos 100. Para ello iniciaron un trabajo con la Policía Nacional y el Ministerio de Gobierno.
El teniente coronel Edmundo Egas, jefe del Circuito La Mariscal, admite que es una zona conflictiva. Los fines de semana hay libadores que son retirados del espacio público.
Según la Agencia Metropolitana de Control, AMC, de enero a octubre del 2018, 47 personas fueron sancionadas por libar en la calle. En el mismo periodo de este año, fueron 66.
Los principales delitos en la zona tienen que ver con robo a personas, vehículos y locales. Para el 2018 ocurrieron 270 de enero a octubre. En ese mismo período de este año fueron 200. Actualmente trabajan en conjunto con la AMT, AMC y la Comisaría para realizar operativos y hacer de La Mariscal una zona más segura.